Fecha señalada. Todos cuantos acumulamos algunos trienios, recordamos dónde nos encontrábamos tal día como hoy del año 1975 cuando, tras larga agonía, falleció el dictador, dejándolo todo, atado y bien atado. Luego, borrón y cuenta nueva.

No hubo ningún análisis ni depuraciones en las administraciones civil, militar, judicial y por eso tenemos esta democracia de andar por casa. Fue una Transición modélica, nos dijeron. Y tragamos.

NUNCA MAIS. Otro aniversario a recordar. Un desastre ecológico por la pésima gestión política del incidente del Prestige. Unos hilillos de plastilina. Rienda suelta a las emociones. Miles de voluntarios trabajando en ordenada anarquía. 1.200 euros al mes a los afectados para fomentar el olvido y la desmemoria. Mayoría del Partido Popular en los siguientes comicios, incluso en los pueblos más afectados. Eso fue todo. Y tragamos.

CUMBRE DEL CLIMA. En la cumbre de Copenhague (COP 2009) lo dijeron los proscritos Evo Morales y Hugo Chávez: para que no cambie el clima hay que cambiar el sistema.

La simpática Greta Thunberg, que llegó a ser la adolescente más conocida del mundo, lo dijo con otras palabras antes de la cumbre de Glasgow (COP 2021). En realidad, nada ha cambiado con respecto a años anteriores. Los líderes dirán, haremos esto y uniremos nuestras fuerzas y lo lograremos, y luego no harán nada. Tal vez algunas cosas simbólicas y cosas que realmente no tengan un gran impacto.

Podemos tener tantas COP como queramos, pero nada real saldrá de ellas. Un poco sueltita, parecía. Greta había madurado, dándose cuenta que, en el origen del desastre ambiental, se encuentra un sistema que pone por encima de la preservación de la naturaleza, la biodiversidad, el equilibrio medioambiental, incluso de la vida, la ganancia, el reparto de dividendos, el beneficio económico.

Y ahora se reafirma con descaro al presentar en Londres su obra El libro del clima, afirmando que la crisis climática tiene sus raíces en un sistema que está explotando tanto a las personas como al planeta para maximizar las ganancias a corto plazo para unos pocos.

Ha sido condenada al ostracismo y ha pasado a un tercer plano en los medios por deslenguada. Incluso parece que le han encontrado un sustituto latinoamericano más simpático.

Mientras tanto, los sátrapas de los países del tercer mundo, con sus túnicas de colores, acuden encantados al evento con la esperanza de lograr compensaciones económicas en divisas que engorden sus cuentas en Europa, aludiendo a las agresiones que les inferimos los países desarrollados. Algo de razón tienen.

Así que, en la Cumbre de El Cairo se va a repetir el bla, bla, bla. Y así hasta la siguiente. Es evidente que seguimos dependiendo de los combustibles fósiles y que lo de las energías alternativas está muy bien, pero nunca en mi entorno idílico. Lo pintarán más o menos bonito, para que la gente trague y ¡mira que la gente traga!

BASURTO. Donde hay movida y gorda es en el antiguo Santo Hospital Civil de Basurto, donde, 36 de los 38 jefes de servicio -me imagino que todos no serán comunistas, como en Madrid- desmontan, por escrito, las pretendidas evidencias científicas de la consejera Sagardui, para el traslado, ahora paralizado judicialmente, del quirófano cardíaco y toda la troupe cardiológica, del hospital bilbaíno al de Cruces.

La “joya de Basurto” fue inaugurada hace cinco años y cuatro meses por el lehendakari tras una inversión de 15 millones de euros que mejoraría notablemente la atención que reciben 360.000 vecinos y vecinas -inclusividad a tope- de Bilbao, Urkullu dixit.

No dice la consejera que el número de intervenciones por cirujano, no se va a incrementar en Cruces, porque no puede ser, ni que los pacientes de Araba y Gipuzkoa continuarán derivándose a un centro privado, otra vez el fantasma de la privatización, que no cumple la ratio que Osakidetza le exige a Basurto.

Algunos galenos mal pensados, avanzan, que puede ser el primer paso para el completa desmantelamiento del hospital de comienzos del siglo XX de estilo modernista, con pabellones donados por ilustres bienhechores bilbaínos, los Gandarias, Gurtubay, Revilla, Jado o doña Casilda Iturrizar y apuntan al jugoso pelotazo urbanístico en el desarrollo del “nuevo” Bilbao, después de Zorrotzaurre, esa “isla para vivir y trabajar” y de la estación de autobuses y su entorno.

Lógica, tiene. Como siempre, es un tema de mala comunicación. No han aprendido nada con la pandemia. En este caso también, como si de la política vaticana se tratara, hay que identificar el origen y significado real del mensaje de la consejera, e interpretar los jesuíticos silencios. Tan elocuentes siempre.

De ser cierta la sospecha, pronto nos dirán que, en su lugar se construirá un moderno centro de salud con especialidades, parque para niños y mascotas, así como otros equipamientos urbanos de uso residencial para jóvenes emprendedores y familias monoparentales, que es lo que se lleva ahora. El tema puede resultar más complicado que el de los cuarteles de Loyola. Son dos puntos de partida diferentes por la implicación social que conllevan.

Les tocará aguantar el tirón un par de días. Porque las coaliciones de gobierno son como los matrimonios, juntos en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y la enfermedad. En los túneles y los aprovechamientos urbanísticos. Total, luego se saca a pasear la Mano de Irulegi y sus inscripciones y nos olvidamos de todo. Tan contentos. Tragamos todo.

PABLO GONZÁLEZ. La Asociación y el Colegio de Periodistas Vascos le han concedido el Premio Libertad de Expresión en su edición 2002, cuando lleva ocho meses incomunicado y padeciendo continuas humillaciones en una prisión polaca. Polonia es un país de la UE que no respeta los derechos humanos y Sánchez calla. Y tenemos que tragar.

Hoy domingo. Alcachofas con jamón. Muxarra al horno. Naranja. Tinto Viña Real Oro 2005. Café. Tejas y cigarrillos de Eceiza de Tolosa.