oris Johnson, el premier británico, es mi ídolo. No me caía bien al principio, pero ahora entiendo que un caballero que se va de rositas ante la crisis de las fiestas en Downing Street mientras todo un país apechuga con medidas de confinamiento frente al covid, solo puede ser un figura: el equivalente a ese amigo que echas en falta cuando te vas de jota y tienes el cuerpo salsero, como yo en estas fiestas de Beasain. Su último intento por intentar recuperar las medidas imperiales y aparcar el sistema métrico que nos hemos dado para poner un poco de orden entre tanta diversidad continental es otra genialidad. El bueno de Boris quiere recuperar las libras y onzas como unidad de peso y las yardas y millas de distancia; y así poder medir las cosas a su antojo. Con ello, dicen, recuperará tirón entre los probrexit, mayoría cuando el Reino Unido decidió decir "Au revoir" y cantar el "que te den, que te den por ahí, que no me supiste dar ni un poquito lo que te di a ti". De este modo, se marcará un Rajoy al estilo Boris: "Los británicos son muy británicos y mucho británicos". Dicen sus detractores que va a ser un sindiós cambiar todo el etiquetado de los productos y que les va a salir carísima la gracia. Pero a mí que me lo traigan para la próxima juerga. l