stamos viviendo una situación inédita que nos ha trastoca radicalmente nuestro ritmo vital cotidiano y donde anímicamente castigados necesitamos respirar alivio y sosiego. La angustia, el agobio e inevitable temor que nos causa diariamente la estadística de muertos, contagiados e ingresos en UCIs abruma al conjunto de la sociedad. Estamos viviendo momentos, situaciones y parámetros sociales inéditos y es conocido que no existían referencias anteriores en los que los gobiernos concernidos podían basarse a la hora de tener que tomar las decisiones sanitarias y políticas pertinentes. Sí, hay que reconocerlo ha habido decisiones tipo "prueba-error", contradicciones inevitables, dudas inherentes ante la incredulidad reinante, improvisación a falta de certidumbres anteriores€pero todo ello aderezado con la mejor de las voluntades. Quien niegue esa buena voluntad de las instituciones es injusto.

Vivimos una situación de incertidumbres a nivel local y planetario, no es sincero quien afirma saber lo que había que hacer con rigor y antelación. Irresponsabilidad de la oposición "política-sindical" coincidente en la más absoluta diversidad en una ecuación surrealista: "Bildu-Podemos-PP-Vox" aderezada por el accionar de ELA y LAB. Que luego no se hable de la no existencia de la llamada "pinza" de una "posición política-sindical" que busca distorsionar el día a día en una situación de emergencia sanitaria, social y económica.

La oposición en Euskadi recrea contra el Gobierno Vasco, el PNV y contra el lehendakari Iñigo Urkullu la batalla de las Termópilas, el todo o nada, el blanco o negro, la victoria o el desastre. Hipócritas de manual que construyen y aplican estrategias diferentes según el territorio y la correlación de fuerzas existente en un lugar o en otro: mientras en España muestran su disposición al acuerdo presupuestario aún sin conocerlo, mientras en la Comunidad Foral Navarra muestran su lado más flexible, pragmático y posibilista, en este lado de Euskadi se muestran inmisericordes con el Gobierno Vasco de coalición, inmisericordes con el PNV, inmisericordes con el lehendakari Urkullu, y que aun sin conocerlo deciden que el presupuesto del Gobierno Vasco es "neoliberal", concepto donde entra todo lo que no les gusta, perdón, aunque lo conociesen en su totalidad su miedo escénico estratégico nunca-jamás les impediría aprobar, ellos, sí ellos, son la alternativa. Como alguien ha manifestado recientemente, no se trata de ideología, no, sino de estrategia indecorosa y descarnada donde las haya. Creyéndose la alternativa arrinconan la ideología.

Los gobiernos lo han hecho lo mejor posible y han tomado las mejores decisiones que han estimado oportunas, difíciles y complicadas, a veces no bien entendidas y que posteriormente han resultado acertadas. No son tiempos de baja politiquería por parte de la oposición contra el gobierno de turno, no deberían ser momentos de no colaboración y de obstrucción, de critica por la crítica, del no sistemático, del todo se hace mal. Y hablo de Euskadi, de la posición adoptada por la oposición político-sindical radicalmente obstruccionista en esta parte de Euskadi.

Comento pues algunos posicionamientos de la oposición y apelo a la autocrítica: "El Gobierno Vasco, el PNV y el Lehendakari Urkullu están a las órdenes del gran capital, de Confebask, de las grandes empresas que solamente buscan continuar amasando grandes riquezas despreciando la salud de los trabajadores: en Euskadi quien gobierna es Confebask".

Se propuso en su día por parte de la oposición una variopinta mesa compuesta por el Gobierno Vasco, patronal, partidos, sindicatos, universidades y diferentes agentes sociales con el objetivo de dar respuestas a la situación. A lo largo de la llamada desescalada se hicieron duras acusaciones sin altura de miras. Es más, cuando se propuso por parte del Gobierno Vasco iniciar una recuperación paulatina, con todas las garantías sanitarias, de la economía no esencial con la incorporación progresiva de sus trabajadores se acusó al Gobierno Vasco de irresponsable y de ser los causantes y culpables de todos los futuros desastres sanitarios que se profetizaban entre los trabajadores. Se criticó, y todo ello al mismo tiempo, el correr demasiado y las prisas por un lado y las medidas de precaución y preventivas tomadas por prudencia por otro. Se repitió que no tocaba hablar de elecciones, que la sociedad vasca tenía otras prioridades, que ya se hablaría de ellas cuando todo esto pasara, que quien lo planteaba lo hacía por partidismo y electoralismo.

Y ante la difícil y complicada decisión que se tomó en su día respecto a la vuelta del alumnado a las aulas, la oposición en vez de mantener una actitud proactiva adoptó una posición negativa. Todo menos aportar y colaborar.

Y hoy, críticas a la consejera de Salud Go-tzone Sagardui, críticas hipócritas obviando vacunaciones a liberados sindicales ante las cuáles se opta ponerse de perfil. Y qué decir de los insultos al PNV tachándolo de jauntxos, élite, casta, etc. Una oposición imposible de contentar con las respuestas que se les da a sus preguntas e interpelaciones en foro parlamentario. Una oposición que no digiere en definitiva su no victoria en las últimas elecciones autonómicas. Y qué decir de la irresponsabilidad de representantes políticos de Bildu y Podemos criticando la labor de la Er-tzaintza apelando a una "policía democrática, de cercanía y pedagógica", en cuanto a los incidentes callejeros protagonizados entre Ertzaintza y manifestantes violentos. Y por cierto, qué decir de las sorpresivas declaraciones de Arnaldo Otegi al respecto abogando por "recuperar el cuerpo policial y llevarlo a donde lo queríamos llevar hace 40 años: una policía democrática, euskaldun y al servicio del País (€) ya que ha habido una deriva de la Ertzaintza" (sic). Estimo que no merece comentario alguno.

El tiempo pone a cada uno en su sitio, lo pondrá, la irresponsabilidad de algunos en estos inéditos tiempos quedará al descubierto en su esterilidad. Responderemos al desafío, estaremos en primera fila en la búsqueda de la reconstrucción social y económica de Euskadi, de su prosperidad y justicia social. Saldremos, a pesar de los que actúan como si lo peor fuese lo mejor.

Volverá Euskadi a ponerse en pie, hay fuerza, ilusión y proyecto.