Fin del veto a la infancia
Bien sabido es que Euskadi no es una de las regiones europeas donde más florece la natalidad. No obstante, durante esta crisis pandémica es una de las que ha reivindicado más y mejor los derechos de la infancia; en un contexto en el que el el Ministro de Sanidad, Salvador Illa -que no es médico, pero sí aita- manifestaba sus dudas respecto la idoneidad de sacar o no a los niños a la calle, el lehendakari anunciaba su petición de rebajar el confinamiento a los menores, que según expertos pedagogos como Heinke Freire, necesitaban empezar a salir por salud física y mental. Las peticiones no se han hecho esperar: en la rueda de prensa del 18 de abril, Pedro Sánchez levantaba el veto a la infancia, basado en el criterio de los expertos y oyendo así la voz de líderes autonómicos como Iñigo Urkullu. Se ha puesto fin a un régimen sorpresivo, en tanto que países con cuotas avanzadas de contagios por SARS-CoV-2 como Italia, Francia o Bélgica, ya permitían salir, con restricciones, a los niños. En España solo podían acompañar a adultos a realizar tareas esenciales, siempre de uno en uno.Illa restringía la salida de niños a la calle alegando que son "vectores de transmisión" del coronavirus. Sin embargo, la OMS no reconoce como vectores a los seres humanos, sino solo a algunos insectos, entre ellos las pulgas, pobladoras de mascotas a quienes el Gobierno ha permitido salir sin a penas límite de frecuencia. A su vez, las enfermedades transmitidas por vectores suman un orden de 700.000 defunciones anuales a nivel mundial (OMS, 2020); la Es evidente que estábamos contradiciendo un criterio avalado ya por la comunidad científica, que no evidencia que los niños contagien la enfermedad más que los adultos, muchos de los cuales están ya en la calle trabajando. Es más: partiendo de la base de que el confinamiento tampoco es defendido por toda la comunidad experta, no se explicaba que estuviéramos privando a la infancia de su correcto desarrollo (por ejemplo, la toma de vitamina D), cuando casi el 90% de la población fallecida hasta hoy es, en España, mayor de 70 años. Y la tasa de mortalidad de 0 a 19 años es 0, según el Ministerio de Sanidad. No cabe la menor duda de que la derogación del veto a la infancia por el Gobierno resulta altamente conveniente. Deben irse concretando ahora las medidas que se mantendrán, amén de que las mismas no deberán ser iguales en todo el territorio estatal, como ya ha venido adelantando Sánchez en atención a lo que el lehendakari, entre otros, le pedía. Ahora sí, vamos por mejor camino.