“basta de justicia patriarcal” o “Justicia patriarcal, justicia criminal” han sido algunos de los lemas coreados por los miles manifestantes que ayer salieron a la calle en numerosas ciudades del Estado. Expresaron su indignación por la decisión de la Audiencia de Navarra de decretar libertad provisional bajo fianza de 6.000 euros para los cinco miembros de La Manada. El auto ha sido aprobado por dos votos a favor y uno (el del presidente del Tribunal) en contra. El próximo 7 de julio se cumplían los dos años de prisión preventiva, el máximo que permite la legislación española, aunque podría haberse ampliado a la mitad de la condena impuesta, cuando “exista riesgo de fuga, de destrucción de pruebas, o de reiteración delictiva”. Es evidente que la pena de nueve años impuesta a los cinco miembros de La Manada por abuso sexual no es firme, pero sí lo suficientemente alta como para que se les premie con la libertad provisional, máxime cuando cuatro de los cinco condenados están presuntamente involucrados en el caso Pozoblanco. Las organizaciones feministas han anunciado que se trata de una pésima noticia y han asegurado que si La Manada queda en libertad, las mujeres ocuparán las calles para expresar su repulsa. Integrantes de la Plataforma 8M, que el Día de la Mujer convocaron a miles de personas, han advertido que volverán a hacerlo. Han calificado la sentencia de patriarcal, y que envía un mensaje de que “las mujeres en España están indefensas ante las agresiones sexuales , no dejándonos otra vía que la de recluirnos en casa”. La Federación de Mujeres Progresistas ha dicho que la decisión es la “consagración de la cultura de la violación”, y las Mujeres Juristas Themis la califican de “escarnio” y de intentar “atemorizar a las mujeres”. Ayer un nutrido grupo de personas se manifestó en el Boulevard y en la Parte Vieja de Donostia y hoy se han anunciado muchas manifestaciones más en todo el Estado al grito de “no es abuso, es violación”. Pero tal vez, la Justicia no solo es ciega, sino también sorda.