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Comienzo de curso

Desde hace ya meses, incluso años, los medios de comunicación nos tienen al día sobre el caótico estado en que se desenvuelve la política mundial, este mundo geográfico que comienza en la puerta de nuestra propia casa y vuelve a ella tras pasar por Europa, Asia, África, América y Oceanía. Las personas adultas, a poco que nos pongamos a reflexionar, nos topamos con una situación de futuro muy distinta y preocupante para la que, salvo excepciones evidentes, no estamos preparados. Los cambios técnicos, científicos, filosóficos, sociológicos y religiosos que se anuncian ya tanto para un futuro muy próximo como para el siguiente, también cercano porque la mente humana y las experiencias consiguientes avanzan a mucha mayor velocidad de la que nunca antes se haya conocido, obligarán a las nuevas generaciones a construir un tipo de sociedad muy diferente de la actual.Estos enormes cambios obligarán a padres, madres y docentes a adoptar cambios en el proceso de instrucción y educación sobre todo a partir de jóvenes adolescentes, que van a ser especiales protagonistas en el mundo del futuro trabajo que vayan a desempeñar en esa sociedad diferente.

Tendremos que plantearnos también el problema ético, moral, incluso el religioso que inciden un tanto por ciento muy alto en el modo de ser y actuar de las personas y las sociedades. Quiero preguntarme cómo será y pensará un buen cristiano del próximo futuro. Pero sobre todo, los cristianos ¿sabrán cumplir el único mandamiento de Jesús de Nazaret: “Amaos unos a otros como yo os he amado”? Él lo hizo de este modo: Creyó en la bondad, activó la esperanza, anunció la liberación a todos los oprimidos, curó enfermos de alma y de cuerpo, hizo frente a la autoridad religiosa y al poder imperial. Fue libre y bueno. Eso le costó la vida.