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La excepcionalidad del verano

Verano de 2017. Llueve, algo que este verano lo hace con mucha facilidad. Los medios de comunicación escudriñan las noticias de primera plana, el sol sigue saliendo por Antequera. Aquí, en Euskadi, son pocas las noticias: el maltrato hacia las mujeres, el cierre definitivo y desmantelamiento de la central de Garoña y algunos chascarrillos más.

La corrupción se ha solapado con los bailes del señor Rajoy y sus dolores lumbares, mientras sus ministros callan, sus lugartenientes están de vacaciones e incluso la familia real hace mutis por el foro y casi ni hace el posado veraniego.

Pero todo esto pasará, llegará septiembre, volverán las rotativas a ser engrasadas con noticias importantes y mientras los juzgados también volverán a citar a unos y otros. Algunos, los que dispongan de medios económicos y puedan sufragar las fianzas correspondientes, seguirán saliendo de la cárcel.

Volveremos a la normalidad, la excepcionalidad se dará por finalizada, mientras comenzarán a llover noticias a diestro y siniestro. En Euskadi seguiremos solicitando, pidiendo al Estado con derecho todo aquello que Madrid debe resarcirnos desde que se aprobó el Estatuto de Gernika. Desde Madrid querrán negociar, intercambiar cromos, necesitarán de los votos parlamentarios si quieren seguir ostentando el Gobierno de la nación. ¡No es hora ya de que el señor Rajoy deje la jefatura del Gobierno de la nación y se tome unas vacaciones en la costa del mar Mediterráneo donde tiene fijado su puesto de trabajo de registrador de la propiedad!

Que 2018 nos traiga un nuevo futuro lleno de felicidad, compromiso sincero y, sobre todo, igualdad con letras grandes, entre los habitantes de este país.