Últimamente, con motivo sobre todo de la gallarda postura del Gobierno catalán en el asunto del referéndum sobre el Derecho a Decidir, estamos asistiendo a un diluvio de declaraciones en defensa de la sacrosanta Ley. En una de ellas siempre rotundas y definitivas, a las que nos tiene acostumbrados el presidente del gobierno de España, dice que “la democracia y la ley no se pueden separar y no se van a separar” (sic) y en un acto oficial a principios de este verano el rey de España de Derecho, no se sabe si también de hecho, proclamaba solemnemente que fuera de la ley no hay democracia, ni libertad, ni orden, ni respeto, solo arbitrariedad e inseguridad. Los que peinamos canas o no peinamos ya nada y recordamos aquellos tiempos del franquismo, sabemos bien lo que son leyes y lo que es Estado de Derecho. No vayan a creer ustedes que Estado de Derecho es un Estado donde se reconocen los derechos de las personas, no, no es eso. Estado de Derecho es un Estado donde hay leyes hasta para regular el uso del papel higiénico y tirar de la cadena del water. Aquellos de Franco sí que eran tiempos de democracia, libertad, orden, respeto, justicia y seguridad. Simplicius felicita a don Felipe, porque una de aquellas leyes que nos trajo tanta democracia, libertad, orden, respeto, justicia y seguridad, nos trajo también a su papá y de rebote a él. Llegado aquí, Simplicius recuerda una cita atribuida a San Pablo, “si la justicia tiene que venir por la ley, Cristo murió en balde”.
La Isla de los Faisanes, ese bello rincón entre Irun y Hendaia, en el que Felipe IV de España y Luis XIV de Francia firmaron, en 1659, el Tratado de los Pirineos, “un símbolo de paz muy importante para Europa”, según he leído por ahí. Por tal motivo, el alcalde de Irun, José Antonio Santano, acondicionará esta zona para popularizar el lugar y que la gente pueda disfrutarlo. En ese Tratado, conviene saberlo, ambos reyes estructuraron las nuevas fronteras entre Castilla y Francia. Los territorios navarros de Lapurdi, Benavarra y Zuberoa serían, en adelante, territorio francés. Así de simple. La Revolución francesa, más tarde, en el 1791, decidió la división de Francia en 83 Departamentos y las antiguas provincias navarras fueron astutamente diluidas y alineadas en la gran Región de los Pirineos Atlánticos, con capital en Pau. Los vascos no tenemos mucho que celebrar en la Isla de los Faisanes. Antes, era un río tranquilo, el Bidasoa, el que nos separaba de los territorios de Iparralde. Ahora, son los gendarmes franceses.