Resulta difícil resumir lo que se siente después de haber recibido tanto y de tanta gente diferente. Y aún es más complicado agradecer todo lo que se ha hecho por Leire y por las personas que están en su misma situación. Llevamos meses pensando en este momento, sabiendo que será imposible que en unos cuantos párrafos podamos volcar las emociones que nos han acompañado durante este tiempo.
Las familias que tienen que convivir con esta enfermedad se ven obligadas a cambiar todas sus rutinas para apoyar al enfermo, mientras las personas como Leire pelean cada día por tener una vida igual de plena que el resto de los niños de su edad. Estudiar, jugar, divertirse con las amigas o ver un concierto puede que sea algo más complicado para ellos, pero cuando se nace luchadora hay pocos obstáculos que no se puedan sortear.
Con el paso del tiempo, y a pesar de las dificultades, vamos descubriendo cosas que, seguramente, de no haber pasado por esa prueba, jamás hubiésemos conocido.
Así, hemos aprendido que hay ángeles diferentes, porque los cuatro ángeles de Leire llevan las alas en los pies, y atraviesan desiertos o suben montañas para apoyar causas solidarias camuflados bajo las siglas IGAM. Hemos conocido que hay personajes famosos que fuera de la tele son personas como nosotros, que sufren por los demás y que están para echar una mano en lo que haga falta. Hemos compartido horas y horas con un grupo de organizadores que se han dejado la piel para que todo fuera perfecto, porque ha sido perfecto.
También hemos visto que hay miles de personas anónimas que se vuelcan cuando se trata de dar voz a una causa tan noble como el fomento de la investigación de enfermedades para las que muy pronto habrá una salida.
Y, por supuesto, hemos sido testigos de cómo en Bergara un pueblo entero, demuestra todo lo que lleva dentro cuando se trata de apoyar a quien lo necesita.
Nuestro eterno agradecimiento a todos por haber compartido este viaje con Leire.