Ayer celebramos en Donostia el día de la Carrera contra el Cáncer y nos pusimos las zapatillas para apoyar la investigación. No estamos solos y solas los afectados y afectadas de cáncer.
Gracias en primer lugar a la sociedad guipuzcoana por atarse los cordones una vez más. Gracias a las instituciones, políticos y técnicos que se esfuerzan cada día por conocer de cerca a las personas enfermas. Gracias a los profesionales de la investigación como los de Biodonostia, que también lo demuestran atándose los cordones del color verde y del rosa para no permitir recortes en investigación y hacer estudios y ensayos clínicos para mejorar la vida de enfermos y enfermas.
Gracias a los profesionales de la sanidad y a los centros de referencia en Gipuzkoa, Onkologikoa, Osakidetza, Policlínica Gipuzkoa, Clínica La Asunción, clínica Zuatzu, el centro Matia y un largo etcétera que con sus equipos sanitarios nos cuidan desde el diagnóstico: el kilómetro cero.
Gracias a las asociaciones que nos acogen cuando el cáncer nos llama y nos acogen con muestras familias, miedos, preguntas...
Gracias a fundaciones deportivas, cocineros con diseños gastronómicos saludables y estéticos para prevenir y hacerlo más fácil y variado durante la enfermedad... de todas las categorías que se implican en nuestra carrera por la vida.
Gracias a cantantes, actores, misses y periodistas... y a todos y todas por ser altavoces de la lucha contra el cáncer.
Gracias a nuestras familias y a nuestros amigos que corren la carrera a nuestro lado durante todo el proceso de la enfermedad sin aflojar los cordones de las deportivas.
Eskerrik asko denori. Por todo ello sumemos, no restemos, y por todo ello corrimos ayer juntos por la investigación.
Si algo nos ha enseñado a los afectados es que no hay tiempo para lamentaciones porque, nos guste o no, solo existe el hoy y el ahora. El cáncer no sabe de crisis, de poder, de corrupción, etc... Sabe de vida o no vida. Y yo, quiero seguir viviendo.