La noticia de que finalmente no ha sido aprobada la concesión del Tambor de Oro en la persona de Àngels Barceló, me llena de estupor y de casi vergüenza. No tengo absolutamente nada ni a favor ni en contra de esta señora, aunque me sorprendió por completo la decisión tomada por el consejo de San Sebastián Turismo y aún mucho más su débil argumentación. Pero haber declarado desierto el premio por incapacidad de llegar a un acuerdo suficiente, además de lesionar la dignidad de Barceló, sujeta a unas polémicas que no se merece, pone de manifiesto la nulidad de nuestros políticos, su pobreza de miras, su incapacidad para un diálogo exitoso, su infantilismo sectario y peores cosas. Se merecen el abucheo general de la ciudadanía por haber dejado a la ciudad a la altura del barro. Por cierto, Àngels Barceló renunció en la noche del martes al Tambor de Oro a la vista de la polémica desatada. Ella sí ha demostrado categoría. Un mensaje: la forma de elección debe cambiar radicalmente, hay que dar la voz a la ciudadanía donostiarra.
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