El PPE tiene la palabra

El Partido Popular Europeo (PPE), en el que figuran la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de Angela Merkel, los Republicanos (LR) franceses de Nicolas Sarkozy y el PP de Mariano Rajoy, entre otros, tiene una oportunidad de oro de expulsar de su formación al Fidesz húngaro de Viktor Orbán, por el trato degradante que está dando a los refugiados. El 4 de septiembre pasado, el Parlamento aprobó con los votos del partido gobernante Fidesz y del ultraderechista Jobbik un paquete de leyes contra los refugiados que endurecen trece leyes existentes en el país. La joya de la corona ha sido la Ley contra los Refugiados que entró en vigor el día 15 de septiembre, conocida como la “vergüenza” de Europa. Prevé penas de tres años de cárcel por el cruce ilegal de fronteras, que podrían alcanzar los cinco años si los detenidos son acusados de daños en las verjas y alambradas instaladas en la frontera con Serbia. La ley contempla también la utilización del ejército para reprimir el flujo migratorio. En Bruselas se ha desatado la alarma y han pedido explicaciones a Orbán sobre los contenidos de la norma. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, ha tachado de inaceptable el trato dado a los inmigrantes. Pero si la ley es inhumana, mucho peor es su ejecución. Justo un día después, la Policía cargó con gases lacrimógenos, porras y cañones de agua en la frontera de Roskke, contra unos 200 sirios, practicando 29 detenciones. En las imágenes de la televisión húngara, donde decían reflejar terroristas peligrosos, aparecían niños, mujeres y hombres con la cara ensangrentada, reclamando libertad. Pero lo cierto es que llueve sobre mojado porque hace cuatro meses Orbán escandalizó a Europa al intentar restablecer la pena de muerte, aunque luego se retractó. Lo terrible es que Fidesz nació en 1988 como una organización libertaria de jóvenes demócratas, que ha derivado hacia un partido autoritario que se siente incómodo con la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE y no lo disimula.