Un Papa que cree en el Evangelio
Uuna de esas preguntas, la más directa y comprometedora, era esta: “¿Representa por fin el papa Francisco la primacía de una Iglesia pobre y pastoral sobre una Iglesia institucionalizada y secularizada?”. Para el teólogo Hans Küng, otro de los más creyentes o más esperanzados en el cambio de rumbo y de estilo con el nuevo Papa, el actual pastor de Roma ha declarado que quiere “una Iglesia pobre y para los pobres” y pensó en San Francisco de Asís, el pobre total.
Desde el principio de su pontificado ha renunciado a la pompa papal y ha ido en busca del pueblo y así lo entiende un periodista destacado, Pablo Ordaz: “Un pastor en busca de un pueblo”. En sus palabras y gestos, señalaba Hans Küng, no se ha presentado como señor espiritual de señores, sino como el “servidor de los servidores de Dios”.
“Ha subrayado -constataba Küng- la necesidad de reformar la Curia y el colegio eclesiástico mediante la convocatoria de una comisión de ocho cardenales procedentes de diversos continentes”. Y para remachar su nueva personalidad a la medida del Evangelio ha abandonado las amplias habitaciones del Palacio Vaticano por la modesta residencia de Santa Marta, gobernada por Hijas de la Caridad. Y el papa Francisco paga su habitación y hace cola a la hora del desayuno y del almuerzo como un clérigo cualquiera. Los alojados en esa residencia, al comienzo de este nuevo estilo o comportamiento papal, no se lo podían creer, y habrán pasado de la incredulidad a la admiración, del aprendizaje de una humildad como lección de vida para ellos.
Pero a este Papa innovador o rompedor con el estilo de los anteriores se le exigen desafíos y pruebas decisivas de una reforma papal más profunda o más a la raíz de los grandes problemas de una Iglesia hasta hoy anclada, tal vez, en su alejamiento del mundo y de los problemas del hombre distanciado de toda confesión o creencia y que pide pruebas más acordes con el pensamiento moderno. Entre los creyentes, como es el caso de Hans Küng, y otros, se observa una demanda de cambio y actitud y de acogida con los divorciados. “Esa piedad que pide el papa Francisco- señala el teólogo de Tubinga- permitiría que quienes se han vuelto a casar tras un divorcio puedan ser readmitidos a los sacramentos cuando lo deseen de corazón”. El ojo crítico del teólogo pensador se fija en la situación o valoración de las mujeres según las enseñanzas de la Curia Vaticana y es el teólogo avanzado el que afirma: “Solo una ínfima minoría de católicas secunda la prohibición papal de los métodos anticonceptivos artificiales y muchas de ellas recurren en buena conciencia a la fecundación artificial. Pero las mujeres que se deciden a practicarlo por razones serias, muchas veces con grandes conflictos de conciencia, merecen comprensión y piedad”.
Y ¿qué diremos del obstáculo de la ley del celibato impuesto y que tantos sinsabores y hasta escándalos recientes ha provocado en tantas diócesis del mundo? “Los sacerdotes apartados de su ministerio por razón de su matrimonio ascienden a decenas de miles. Y muchos jóvenes aptos renuncian al sacerdocio por la ley del celibato. No cabe duda de que un celibato libremente elegido por los sacerdotes seguirá teniendo su lugar en la Iglesia católica”. Y concluye con valentía Küng: “La derogación del celibato obligatorio sería la medida más eficaz contra la catastrófica carencia de sacerdotes perceptible en todas partes y el colapso de la actividad pastoral que conlleva”.
Así se ha manifestado con esa libertad y ese talante de aparente disidente o provocador uno de los teólogos más serios y aportador de tantas soluciones nuevas y aplicaciones de corte público en ayuda del hombre que busca la verdad y la fidelidad al Evangelio. En su último libro de memorias, Humanidad vivida, el luchador por tratar de ir hacia las fuentes de la revelación y de la comunión con la Iglesia, se despide de sus amigos y de sus enemigos con el gesto del que perdona y comprende. Y del que siempre ha pretendido parecerse al Jesús de Nazaret y a su modelo de sinceridad.
Y así, en un artículo suyo, La prueba decisiva de Francisco, interpretaba al Papa según las respuestas dadas por el Papa en la revista LaCivitá Católica: “El papa Francisco reconoce la importancia de cuestiones como la anticoncepción, la homosexualidad y el aborto”. Con razón, señalaba Hans Küng, exige un “nuevo equilibrio entre estas cuestiones morales y los impulsos esenciales del propio Evangelio”. Tanto el papa Francisco como Hans Küng parecen coincidir en adaptar su fe y su conducta al Evangelio.
Hace apenas dos años, recién elegido papa Francisco, Eugenio Scalfari, fundador y durante muchos años director del diario La República, de izquierda liberal, sometió al bueno de Bergoglio a un interrogatorio de doce preguntas.