Cruzar los dedos con Alsa
Cartas a la Dirección
el sábado, día 29 de junio, subí a bordo de un autobús de Alsa, de Madrid a Logroño, hora prevista de llegada a las siete de la tarde. Es un viaje de cuatro horas, con un par de paradas para recoger a pasajeros y ninguna para un breve descanso de las piernas o para poder ir al baño. Esto último no es necesario por disponer de uno en el bus, aunque, según una pasajera, sin luz.
Entre Soria y Logroño, el autobús comienza a echar humo, como más tarde lo haríamos todos los pasajeros. Con pocas explicaciones sobre lo ocurrido, fuimos abordando al pobre conductor, que hizo lo que pudo con sus habilidades sociales, y fue respondiendo según le urgíamos. Hasta aquí nada importante, a todos nos puede ocurrir una avería. Llegamos hora y media tarde al destino y lo que aquí ocurrió sí me parece que merece una denuncia. Bastantes pasajeros tenían pendiente enlazar con otro transporte, y lo perdieron. Esto ya lo había oído el conductor, por las muchas quejas que, mientras esperábamos otro bus, se le iban transmitiendo.
Pero, al llegar a Logroño, no había nadie para dar respuesta, una solución, atender a los problemas que la avería de su vehículo había ocasionado. Nos remitían a ventanilla, pero estaba cerrada. Llamamos al teléfono de la compañía y nada podía resolver. En la carta de servicios de la compañía hablan de seguridad. Pues buen susto nos dimos con el humo y el olor a quemado que se generó. Hablan de puntualidad, pero solo se hacen cargo si el retraso es de más de dos horas, si es menos no hay ni explicación, ni disculpa, ni preocupación por los problemas que pueda originar. Hablan de información y de los puntos de venta. Viene esto al caso porque en el lugar de salida, en Madrid, estuvimos más de media hora aguardando una larga cola y solo había dos personas atendiendo. Y tras la avería nadie nos atendió. Hablan de compensaciones a los clientes, pero no se concretan. Se comprometen a contestar todas las sugerencias y quejas, pero no lo hacen. Ese día, ni se atendieron los problemas ocasionados por la avería, ni hubo ninguna compensación por el mal trago de algunos viajeros. Y también me duele oír a personas de otros países que viajaban en el bus que digan "esto es España". ¡Vaya imagen!
Si una empresa quiere mejorar pero no atiende los problemas que genera, no va bien encaminada. Siento que, aun dicho esto, volveré a viajar con Alsa, pues hay destinos a los que no puedo ir con otra compañía, pero iré cruzando los dedos.
Gema Reinares García