Cuando uno abandona por un tiempo sus lares, la patera mental del retorno sigue remando en los remansos del subconsciente a la búsqueda del entorno perdido. La contrapartida del regreso nos sitúa de nuevo con las manos que reman en el mismo río lleno de cangrejos dispuestos a morder que abandonamos al partir.

Ahí están el exministro recaudador izquierdista Cahuzac, especialista en implantes capilares y de bótox que implantaba su pasta en su bote suizo, y el ex de Interior derechista Guéant, que tenía 500 000 euros acolchados y líquidos en casa. Según él, fruto de la venta igualmente líquida de dos óleos flamencos de cuyo autor no guardaba una idea muy precisa. Suiza y el colchón son paraísos harto conocidos pero Europa tiende a olvidar los edenes fiscales que atesora en el propio seno de la Unión Europea. Si los depósitos chipriotas representan siete veces el PIB de la isla, para alcanzar en Luxemburgo el factor multiplicador veintiuno, a saber lo que Malta, Man, Jersey y otros islotes financieros salvaguardan en sus entrañas. Todos ellos afirman, con la más angelical de las sonrisas, que tienen un carácter fundamentalmente internacional en el seno de la zona euro y dicen contribuir a las inversiones y a la competitividad de todos los estados miembros.

Cuando casi la cuarta parte del Gobierno francés declara ser millonaria en euros, la pregunta de si se puede ser rico y de izquierdas queda casi contestada, eso sí, con notables excepciones que en ningún caso confirman la regla. Concatenada a la anterior, surge la siguiente interrogante, a saber, si se puede ser pobre y de derechas. Si pensamos que cuanto menos se tiene se quiera guardar la totalidad de ese poco para sí mismo, hace pensar que de donde no hay no se puede repartir. Quizás ello explique que las derechas sean mayoritarias en países como España con un Raxoi macilento y un Aznar que vuelve a asomar el morro. Probablemente para protegerse de eso, los socialistas franceses suben tanto los impuestos, con la salvedad de que suben indiscriminadamente para todos, ricos minoritarios y pobres mayoritarios. Como decía Michelet, "la política es el arte de obtener dinero de los ricos y votos de los pobres, y así proteger a estos últimos de los primeros". Decía Hollande que no le gustaban los ricos, para de ese modo atesorar los votos de los pobres, pero ha terminado un año más tarde por empobrecerlos aún más. Su promesa de penalizar las transacciones internacionales de capitales sigue en punto muerto y él continúa guillotinando al personal que le aupó al Elíseo como mal menor. Por otro lado, resulta curioso ver que todos culpan al chivo expiatorio Merkel, cuando el verdadero "topo" europeo está en la City londinense, que representa el verdadero meollo de la estrategia financiera estadounidense para arruinar y controlar Europa. Dice Cameron que está en duda sobre si seguir o no seguir en la Unión Europea, eso sí, con su libra esterlina en el bolsillo. Políticamente, Cameron ha acertado en dos puntos estratégicos que le estaban gangrenando su subconsciente imperial: Irlanda y Escocia. Pero en el ámbito económico la táctica de la duda que está utilizando me parece un bluff para que sigamos en la manada, controlados por la City y Wall Street. Que nos deje en paz para poder enfrentarnos, sin su cortapisa, al cacique norteamericano y a las potencias emergentes asiáticas, con identidad propia y sin interlocutores ajenos o propios a medias de esos que están pero sin estar. Las clases medias suelen ser un buen termómetro para analizar las coyunturas socioeconómicas, y la pluralización me parece correcta por cuanto toda clase atesora infinidad de substratos tan concretos en haberes, como difusos en debes y pagarés. Este mundo, ampliamente mayoritario en Euskal Herria, comparado a otros horizontes, de momento habla en los cafés y en sus cocinas buscando soluciones.

Atesora munición de cara al otoño y busca un nuevo tablón que lo salve del naufragio, siendo consciente de que la devaluación de clase está en su apogeo y es que solo las élites disponen de los chalecos salvavidas adecuados. Las mismas que bloquean nuestro proceso de normalización, paralizando los derechos y las justas ansias de la mayoría política, social y económica de nuestro pueblo. Cameron nos aprieta financieramente pero no ahoga a irlandeses y escoceses. Su soga se diferencia de las de Hollande y Raxoi en que trenza las fibras con más inteligencia y sigue controlando las entretelas económicas, salvando la cara políticamente. Deja decidir, a la espera de que las ovejas sigan en el redil. Por el contrario, nuestros dos mentores, devaluados ellos, pero ciegos de solemnidad en sus análisis, prefieren ahorcarnos con la sola y única finalidad de que perezcamos junto a ellos sin que sus respectivos estados sufran de nuestra amputación antes del réquiem final.

Para terminar, una luz de esperanza trans-oceánica ante tanto despropósito, en un país al que en tiempos llamaban la Suiza de América latina y no precisamente por asemejarse a la europea. Dirige Uruguay y se llama José Mújica: la contra-verdad de la corruptela política. Gana 9.300 euros mensuales pero revierte el 90% a una organización que ayuda a los sin techo. Es agricultor y circula en el mismo escarabajo azul que compró en 1987. Luchó contra la dictadura con los Tupamaros y guarda el recuerdo de siete balazos, 14 años de prisión y múltiples torturas e incomunicaciones. Liberado en 1985, fue elegido diputado una década más tarde. Después ha sido senador, ministro de Agricultura y ahora preside la nación. Un patriota sencillo, alejado del populismo reinante y sin ínfulas de comandante Máximo. Los medios de comunicación hablan muy poco de él y, cuando le citan, le tratan de presidente pobre.

Suele decir que si un mandatario desea realmente el cambio, debe predicar con el ejemplo. También afirma no sentirse pobre, porque considera pobres a los que llevan un tren de vida dispendioso y quieren siempre más. Para él es una cuestión de libertad, porque esclavizarse para ganar más y más, recorta tiempo y libertad para sí mismo y los suyos. Parece que tiene la intención de darse una vuelta por Euskal Herria para reencontrarse con sus orígenes. Merece que lo recibamos con sencillez, calor, afecto y con la misma dignidad a la que su trayectoria le hace acreedor.