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Carta Internacional de los Derechos del Niño

El 20 de noviembre se celebró el Día Internacional de los Derechos del Niño y Adolescencia o Día Universal de la Infancia. Se trata de una fecha que nos hace recordar que un niño es más que un ser frágil que necesita que se le proteja; también es una persona que tiene el derecho a ser educado, cuidado, querido y protegido dondequiera que haya nacido. Estamos en momentos difíciles y complicados para muchas familias y es precisamente ahora cuando más hay que velar por los menores, para que las niñas y niños no sufran el estrés y, en muchos casos, desesperación de las madres y padres. En los momentos de crisis es cuando más acuciante es la responsabilidad que tenemos los progenitores sobre los niños. Las dificultades laborales y económicas no pueden dejar en tercer plano sus necesidades, desvelos y preocupaciones. La conmemoración de días como éste deben servirnos, no sólo para que los gobernantes o instituciones hagan declaraciones o conmemoraciones, sino como un pequeño toque de atención para cada madre y padre. Y existen diferentes indicadores que pueden ayudarnos a ver si estamos cumpliendo bien nuestra labor como progenitores.

¿Cuántas veces comemos al día con nuestros hijos en familia? ¿Cuánto tiempo les dedico a diario para estar con ellos a solas? ¿Sé cuáles son ahora sus desvelos, preocupaciones o inquietudes? ¿Conozco a sus amigas o amigos, sus principales aficiones o sus gustos? Si dudamos mucho a la hora de responder estas sencillas preguntas? no es muy buena señal. Es importante comprender que todos los miembros de la familia somos importantes y pasamos por etapas de necesidad, en las cuales necesitamos el cariño y comprensión de todos los demás miembros. Y, como es entendible, las niñas y niños, en mayor medida. Pero con los derechos de nuestros hijos e hijas deben ir acompañados unos deberes, deberes que tienen que ejercer en la medida en que les eduquemos los padres y madres partiendo de una correcta educación en valores: solidaridad, generosidad, justicia, sinceridad... imprescindibles para que sean, tanto buenos ciudadanos, como personas felices.