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El precio de la indiferencia

Cartas a la Dirección

EN estas últimas semanas políticamente estamos viviendo los encuentros en la segunda fase: hablan más de lo que van a hacer. Me resultan de una pobreza extrema los contenidos de la campaña electoral. Para mí es la consecuencia de unos resultados esperados por parte de quien sabe que esta vez le toca, no a otro, sino al otro.

Es verdaderamente penoso ver cómo el bipartidismo PP-PSOE está fagocitando la ilusión democrática de quienes sufrimos los rigores de la dictadura y de toda esa juventud impotente porque no encuentran ese altar donde depositar su ofrenda intelectual creativa e inclusiva.

El último estudio del CIS dice que a una mayoría de españoles (76,7%) no les interesa para nada la política, mientras que a un 7,6% le interesa "mucho" y solo a un 25,4%, "bastante".

La tragedia democrática que sufrimos, repito lo de tragedia, es que a pesar de este desinterés mayoritario, el 83% acudirá a votar, con lo que la democracia quedará legitimada por mayoría, dándose una vez más la gran paradoja de que los comprometidos que les interesa y siguen el curso de la política, totalmente decepcionados, se quedarán en casa o votarán una opción minoritaria, sin opción tan siquiera de reclamar un cambio en el sistema electoral, quedando fuera de juego.

¿Iría al fútbol alguien que está en offside balompédico porque no le interesa para nada ese deporte? Si ello no le compromete a nada y siendo gratis la entrada una vez cada cuatro años, pues sí.

Iulen Lizaso Aldalur