Síguenos en redes sociales:

Simplicius y las amonestaciones

La pasada semana, Simplicius leía la severa amonestación que dirigía monseñor José Ignacio Munilla, obispo de Donostia, a ETA y a su calificado como entorno, pidiéndoles "recomponer tanto dolor y sanar tanto rencor", advirtiéndoles de que "no cabe dejar la menor duda de aprobación de la violencia, ni en el pasado, ni en el presente, ni en el futuro", y comprometiéndose a "arropar" a las víctimas de la violencia. Por otra parte y en la misma semana, Juan Carlos Cano, portavoz del PP en las Juntas Generales de Gipuzkoa, advertía a Martin Garitano, diputado general de este territorio, de que "no se puede actuar como si ETA no hubiera existido" y su advertencia es cierta. Pero la conciencia de Simplicius, que no es inferior a la del señor Munilla, no comprende cómo se atreve este señor a amonestar a nadie por temas de violencia, cuando este señor es el representante en Gipuzkoa de una iglesia que, después de "arropar" la violencia franquista preñada de "dolor", "rencor", más venganza e injusticia que perduran, no ha tenido aún una palabra de condena para la misma. Simplicius recuerda al señor obispo que entre aquellas víctimas hay trece sacerdotes de su diócesis. Y al señor Cano también le recuerda Simplicius que, si es verdad que "no se puede actuar como si ETA no hubiera existido", tampoco se puede actuar como si el franquismo y su eficaz colaborador, hoy presidente de honor y fundador de su partido, el señor Fraga, no existieran o hubieran existido. Y si alguien quiere amonestar a Simplicius por revolver el pasado, éste le preguntará: ¿cuándo termina el pasado? Ese pasado al que alude el señor obispo. Por cierto, ¿cómo van las clases de euskera del lehendakari Patxi López?