Cartas a la Dirección

CONTRASTE es que cuando más gente muere de hambre, más hablemos nosotros de comer. Contraste es, que cuanto peor andamos de dinero, más oímos hablar de él. Contraste es, que cuantos más desfiles de moda vemos, y comercios de ropa existan, resulta que es cuando peor vestimos. Contraste es, que con los medios que contamos hoy para poder educarnos, véase la televisión, por ejemplo, es cuando peor educados estamos. Es ilimitado el número de contrastes que podíamos seguir enumerando, pero analizar estos, harán que ocupemos el espacio del que disponemos.

Habrá pocos países en el mundo que se hable tanto de comer como en el nuestro. Desde que hiciera su aparición lo que conocemos como nueva cocina, ha puesto de relieve a un sin número de cocineros, donde la pugna está en quién es el que prepara los platos más sofisticados, desde el mono al oporto, hasta las chuletas de corzo al acetato balsámico con anacardos garrapiñados. Destacar los aderezos que en ocasiones nos recomiendan, como por ejemplo, el tomate deshidratado, que al ser el tomate un noventa por ciento agua, hace pensar se refieran a un tomate atado a una botella de sidra. En ocasiones hace la desesperación de las amas de casa, al no poder lograr sus objetivos.

Creíamos que al entrar en el euro, al ser una moneda tan fuerte, rara vez íbamos a oír hablar de millones, y ahora es constante escuchar hablar, de miles de millones de euros, cuando la inmensa mayoría nos preguntamos ¿Dónde está la pasta? Aún cuando al ser una apreciación subjetiva, resulta arriesgado opinar, ¿No es de salir corriendo, el look, que vemos, lo mal que se viste hoy, que cuando te pones traje y corbata te miran como a un bicho raro?

Pero lo más triste es que hemos perdido todas las formas, con un lenguaje soez, donde lo que conocíamos por cortesía, ya no existe, y se detecta una agresividad enorme, y entrando en algunas reflexiones de G. Carlin, tenemos mayores comodidades, y menos tiempo. Manejamos muy rápido, nos desvelamos demasiado, y amanecemos cansados. Tenemos carreteras más anchas, y puntos de vista más estrechos. Leemos muy poco, y vemos demasiada televisión. Tiempos en que hay mucho en el escaparate y muy poco en la bodega, que hacen que vivamos un mundo de contrastes.

Antxon Villaverde