Poco antes de morir mi gran amigo Jorge Urtiaga me pidió que escribiera una carta al periódico. "Hazlo por mí -me dijo-, no me siento con fuerzas". Estaba indignado. Unos días antes había ingresado en la UCI del Hospital de Navarra, donde lo tuvieron que intubar in extremis en el servicio de Urgencias después de que Osasunbidea, el servicio, el Servicio Navarro de Salud, le hubiera denegado una ambulancia medicalizada. De nada sirvió que su esposa le explicase al coordinador que pocos días antes había sido intubado en el arcén de la autopista, camino del Hospital de Galdakao.
Jorge padecía una insuficiencia pulmonar obstructiva crónica y llevaba una mala racha. Lo que le indignó, no solo fue el recorrido por las calles de Pamplona conteniendo su último aliento, sino que una vez estabilizado el cuadro, a la hora de trasladarle a su Hospital de Donostia, no solo le denegaran una ambulancia medicalizada, sino también una normal. Las razones que argumentaron fueron económicas: "la crisis, los recortes...". Le indicaron que su traslado en coche particular sería bajo su responsabilidad. Si quería ambulancia, la debía pagar de su bolsillo. Y así fue, tuvo que pagar su traslado para estar en su hospital de referencia y liberar a la familia y amigos y amigas del trajín de ir y venir.
Es lamentable que tras cotizar toda una vida a la Seguridad Social (Jorge llevaba pocos años jubilado), en un momento así, un ciudadano tenga que pagarse el traslado. Resulta impresentable que después de toda una vida dedicada a la salud pública (Jorge Urtiaga era ginecólogo del Hospital Donostia), de haberse dejado la piel en el paritorio, en el quirófano y ayudando a tantísimas mujeres y bebés, tenga que verse en una circunstancia tan delicada con una solución tan cutre, ruin y miserable por parte de la sanidad pública.
A cuenta de la crisis, en la Sanidad vasca se empieza a escuchar que como estos recortes sigan, dentro de poco tendremos que llevar los tápers de comida y las sábanas de casa a nuestros enfermos. La crisis de los banqueros produce recortes que no son de recibo, recortes con los más vulnerables: enfermos, ancianos, trabajadores. La crisis la paga la parte más frágil de la sociedad.
Hoy, Jorge ya no está con nosotros. Todos los que tuvimos la inmensa suerte de conocerle sabemos que era encantador, tierno, discreto, elegante, guapo, entrañable, inteligente, con una humanidad inconmensurable; una bellísima persona. Jorge era obstetra de profesión, palabra que viene de ob-stare, que significa "estar presente". Él siempre supo estar presente, tanto con sus seres queridos más íntimos como con sus amigos y amigas, compañeros y compañeras y pacientes. Él siempre estará presente en todos nuestros corazones.
La administración se ha cubierto de gloria: "pague usted caballero, tenemos recortes de gasolina y el responsable está de vacaciones". Nos indignamos contigo Jorge y brindamos por ti.
María Jesús Balbas