Cartas a la Dirección
HE leído con mucho gusto la entrevista a José Antonio Erdozia, director general de la corporación Patricio Echevarría, que NOTICIAS DE GIPUZKOA publicó el 20 de junio. Hace unos años le conocí en un entorno empresarial muy diferente al actual. La impresión que me causó fue excelente. Vi en él al gerente vasco, moderno, con capacidad de liderazgo, atrevido y con ganas de hacer muchas cosas. En estos momentos de crisis el hecho de ver que una empresa vasca como Patricio Echevarría no está reduciendo su plantilla sino que, por el contrario, está comprando empresas, una de ellas en Estados Unidos, me llena de satisfacción. En mi imagen del empresario vasco, éste es el modelo a seguir, ya que ha tenido arrojo y valor para dar un cambio, un vuelco total, a la situación crítica en que se encontraba su empresa. Por supuesto, cuando me refiero a él es en plan simbólico, referido a un líder que sin duda tiene detrás de sí a un excelente equipo de trabajo, pues como decía Bertolt Brecht en Preguntas de un obrero que lee: "El joven Alejandro conquistó la India. ¿El solo? César venció a los galos. ¿No llevaba siquiera a un cocinero?" Creo que Alejandro Magno, cuando conquistó el Peloponeso, iba acompañado de sus elefantes y también de cocineros pues difícilmente se puede luchar en condiciones sin una comida suficiente. No se si idealizo pero creo que en Euskadi hay capacidad suficiente como para emprender la aventura de la internacionalización con todas las garantías, como ya hicieron aquellos excelentes marineros vascos que dieron la vuelta al mundo. Quizás Elcano sea la figura por excelencia de este antecedente de la fortaleza de los recursos humanos de nuestro entorno. También nuestros representantes del ámbito de la religión fueron audaces en este proceso; el ejemplo podría ser San Francisco Javier. Tuve la ocasión de comprobarlo en un evento internacional en el cual el representante de una televisión de Japón conocía perfectamente su vida y sus andanzas. Hay que apoyar a estos líderes dispuestos a luchar por nuestra supervivencia económica.
Iñaki Agirregomoskorta