Síguenos en redes sociales:

La piel de toro en sus cuatro lenguas

"Un mundo capaz de ser un ordenado tapiz de diversos colores, en el que cada fragmento desarrolla su propia y original identidad cultural y sea tolerante con los demás". Isaiah Berlin

EL Estado español, el Reino de España, o España a secas (a gusto del lector), es una rica Babel en cuanto a las lenguas se refiere. Y quien desconozca el término bíblico de Babel, me refiero al Babel de las lenguas, le recomiendo la lectura del capítulo once del Génesis de la Biblia, donde cuenta cómo los humanos pretendían, con la construcción de esta torre, alcanzar el cielo. Y, cómo, de acuerdo también con la Biblia, Yahvé, para evitar el éxito de la edificación, provocó a modo de castigo que los constructores comenzasen a hablar diferentes lenguas, luego reinó la confusión y el caos organizativo.

Gallegos, Catalanes (Valencia y Baleares también) y Vascos (Navarra marca la diferencia), en sus respectivos territorios y con realidades sociolingüísticas muy diferentes, tercian a su manera muy particular en tratar sus bilingües situaciones. Algunos, como signo de futuros sociales y lingüísticos más cohesionados, otros en cambio, lo reconozco, se me escapan sus verdaderos objetivos. Ciertamente no entiendo la política educativa-lingüística del PP en Galicia. Discrepo del Gobierno de UPN en la Foral Navarra con respecto a la "Ley del Vascuence" y su zonificación. Y puestos, dudo de la voluntad real del Gobierno del "cambio" del todavía monolingüe Patxi López por su parálisis de la iniciativa Euskera 21, la reflexión de consenso respecto al futuro del euskera en el siglo XXI, es decir, por su actitud ante el Consejo Asesor del Euskera que es quien debe revisar el Plan General de Promoción del Uso del Euskera, tal y como exigía hace ya dos años el mencionado Euskera 21.

Un muy alto porcentaje de los habitantes de España vive en comunidades autónomas bilingües. Siendo esto así, sería interesante apostar, con tranquilidad de espíritu y sosiego emocional patrio, por la normalización de su uso, enseñanza, aprendizaje, difusión y promoción, además de atender al compromiso adquirido por el Estado español en la "Carta Europea de Lenguas Regionales o Minoritarias". El Estado debería pues hacer converger lo "legal" con lo "real", y actuar en el ámbito de sus propias administraciones adoptando medidas para la normalización de su uso en las instituciones europeas y cumpliendo las legislaciones autonómicas en materia lingüística por parte de sus administraciones periféricas. Entiendo que la normalización del euskera, catalán y gallego no es contra el castellano, y me ratifico, que lo que se pretende es sus fomentos, enseñanzas, aprendizajes, difusiones y promociones, y ello desde la convicción de que las lenguas no sólo no separan, sino que pueden ayudar a integrar, y que la acción por revitalizarlas puede constituir también a un saludable factor de mejora en la misma convivencia.

Las lenguas son patrimonio común, nadie debe patrimonializarlas, pero tampoco nadie debe sentirse exonerado de asumir su normalización. Y de ahí la necesidad de que los procesos de normalización lingüística tengan los más amplios consensos posibles. Instrumentalizar y/o estimular las lenguas como armas arrojadizas es estúpido e imbécil. Y esta última afirmación es extensible al aquí más cercano y al allá más lejano.

Pero, reconozcámoslo, también hay personas en las que los prejuicios son más difíciles de destruir que los propios átomos, y eso ya lo dijo hace mucho tiempo el mismo Einstein, sabio donde los ha habido, que entendía, y mucho, de átomos, del infinito del universo y de la estupidez humana, y de lo muy limitado, a veces, del sentido común y de la inteligencia en los bípedos racionales.

En este sentido así afirmaba Joan Carles Mélich en "Totalitarismo y Fecundidad": La barbarie es todo intento de comprender al otro desde lo mismo, la diversidad desde la unidad, la diferencia desde la identidad. La barbarie es el supremo acto de violencia, de poder, en el que niega lo distinto". Apuesta radical pues, por la diversidad de las lenguas, pero rechazo, radical también, a las desigualdades existentes.

Creo que debemos aumentar nuestro compromiso a favor de una mayor igualdad entre las lenguas, para que en las siete Euskalerrias los vascos que deseamos vivir en euskera podamos hacerlo efectivamente. Pasos eficaces hacia el bilingüismo real entre el euskera y el castellano, con progresividad y respetando la voluntad de la sociedad, convencidos de que cuanto más bilingüismo real y efectivo haya en nuestra sociedad, más igualdad y más cohesión habrá entre nosotros. El euskera nos necesita a todos, y necesita, sobre todo, ser utilizado. Es imprescindible, entiendo, mantener al euskera a salvo de cualquier instrumentalización, de cualquier indiferencia y de cualquier agresión. Y sería saludable que fuera asumido como patrimonio cultural activo propio de todos por encima de cualquier otra diferencia.

Largo y tortuoso, ha sido, y es, el recorrido de la lucha común por la normalización del euskera, del catalán y del gallego en el Estado español. Habría que remontarse a 1901 y referirnos a "Kizkitza" cuando desde Euskadi promovió relaciones con Galicia y Catalunya buscando agrupar el trabajo en común con ambos pueblos. Habría que remontarse también a veinte años más tarde, con ocasión de la Díada Nacional de Catalunya cuando se firmó en Barcelona el "Pacto de la Triple Alianza" por un Estado plurinacional, pluricultural y plurilingüe. Sería bueno recordar que posteriormente, unos sesenta largos años más tarde, en 1998, se firmó la llamada "Declaración de Barcelona", donde se suscribió el compromiso de trabajar, de nuevo y una vez más, por ese Estado "pluri". Es bueno recordar que un diciembre de 2005, vio luz un documento "Futuro de la Política Lingüística" de la Viceconsejería de Política Lingüística y bueno también remontarse al último marzo del Gobierno Ibarretxe en el que los Gobiernos de Galicia, Catalunya y Euskadi firmaron un "Protocolo General en Política Lingüística".

Aunque a día de hoy habría que reconocer que es penoso constatar, que en lo referente a este recorrido de colaboración, el Gobierno del "cambio" de López es plano e incoloro, ya lo dijo Séneca: "Nunca existe un viento favorable para el que no sabe a dónde va".

Termino con una cita de Patxi Baztarrika entresacada de su libro "Babeli Gorazarre- Babel o Barbarie": "La clave de la cuestión reside, a fin de cuentas, en que Babel sea considerada no una maldición sino una bendición, puesto que es la diversidad lingüística lo que hace posible que los seres humanos nos comprendamos mutuamente. En la medida en que la diversidad lingüística es un elemento constitutivo de las sociedades modernas, la gestión de dicha diversidad ha devenido uno de los indicadores fundamentales del grado de salud de las sociedades democráticas. Hoy, de la misma manera que las identidades excluyentes no resultan aceptables, tampoco lo son los sistemas democráticos que vuelvan la espalda al equilibrio armónico entre las diversas lenguas e identidades". Pues eso.