Naturgas
Si algunos anuncian que la venta de acciones Naturgas es un "gran negocio", deberían analizar varios temas.
Primero, el lucro cesante de ocho años, por haber traspasado el negocio del consumo de 200.000 ciudadanos e industrias donostiarras. Luego el costo de los más de 200 kms de tuberías que se entregaron en perfecto uso.
Sin olvidar los nueve millones que se volvió a pagar a Naturgas, al recomprar el edificio de Amara para Oficinas Municipales. Edifico que costó solamente unos 400 millones pero de pesetas, cuando se construyó. ¿Cuándo nos vamos a Tabacalera, donde caben todas las oficinas municipales?
Menos mal que, según se aprobó en pleno municipal, el 50% de la venta de Naturgas debe ir a VPO. Y si de verdad quieren ahorrar, que se bajen los sueldos según lo acordado en la Federación de Municipios. Empezando por el Alcalde con un -15%.
Dionisio Pérez Villar
Aunque no nos posicionamos en aquel momento, la medida que se le impuso a Joxe Arregi en la víspera de Nochebuena de 2009 nos pareció un grave atentado contra la libertad de expresión. Su fecunda producción teológica, sus reflexiones semanales y sus intervenciones en múltiples foros acreditan las cualidades de este franciscano teólogo: rigor en la investigación, servicio a la verdad revelada, fidelidad a la Iglesia, voz honesta y crítica para liberar a esta institución de los obstáculos en su labor evangelizadora. Ésa, y no otra, fue la preocupación que le movió a exponer su punto de vista respecto al nombramiento de José Ignacio Munilla como obispo de Donostia. Aunque sólo expresaba su punto de vista personal, eran muchas las personas que compartíamos la denuncia y valoración que Joxe Arregi se atrevió a exponer.
La jerarquía diocesana no valoró ni reconoció la audacia evangélica que aquella reflexión suponía. Por el contrario, la medida de silenciamiento que le impuso monseñor Uriarte perseguía al mensajero y callaba temporalmente al profeta. Consideramos aquella sanción como un castigo injusto que no se correspondía con la intencionalidad evangélica que motivó la actuación de Arregi; prevalecieron los intereses institucionales sobre el derecho a una libertad de expresión apoyada en fundamentadas pruebas.
Joxe Arregi ha cumplido la injusta sanción que le fue impuesta. Según refiere su texto aludido del 17 de junio, para monseñor Munilla aquella medida es insuficiente. Ahora apremia a los superiores franciscanos a que lo sometan a un silencio definitivo o que, como medida de gracia, lo envíen a América para que trabaje con los pobres.
Consideramos esta nueva medida episcopal un atropello todavía mayor que el anterior. Joxe Arregi tiene derecho a permanecer en su tierra y a expresarse con libertad evangélica como cristiano y como teólogo. Compartiendo las razones en las que fundamenta su decisión, pensamos que la Iglesia necesita de voces, como la suya, que practiquen el ejercicio de la crítica sanadora y la interpretación de la fe con sentido espiritual y comprometido. Exigimos, por tanto, que sea respetada su decisión de caminar con los pobres allá donde él decida. Para ello no hace falta desterrarlo; también en Euskal Herria existen, por desgracia, pobres y oprimidos que necesitan de creyentes que caminen a su lado en la búsqueda de un mundo más justo y fraterno.
Ante la firme y meditada voluntad de Joxe Arregi de seguir hablando con libertad aquí, nosotros nos solidarizamos con su valiente decisión, apoyada en la esperanza y audacia del espíritu, y que nos enriquece y anima a todos. Pedimos a las jerarquías eclesiásticas que no vean en su gesto un desafío al poder sino un servicio a la verdad, que escuchen, en esta Iglesia tan reseca por posicionamientos conservadores y autoritarismos jerárquicos, al espíritu profético que tanto necesitamos como agua limpia y cristalina, y que es uno de los carismas que reconocemos y agradecemos en nuestro hermano y compañero Joxe Arregi.