Su construcción se inició entre los años 1020 y 1035 por orden del monarca Sancho Garcés III de Pamplona, con el propósito de establecer una avanzada fronteriza desde donde organizar ataques a la villa musulmana de Bolea, que se encuentra en la llanura dominada por la fortaleza, y para vigilar toda la comarca de la Hoya de Huesca. La presencia de monedas romanas e íberas en sus cercanías sugiere que la fortificación fue construida sobre las ruinas de la antigua Calagurris Fibularia romana. En esa época se erigieron el edificio real, el torreón de la reina (antigua torre defensiva), la torre del homenaje (antigua torre albarrana), la capilla, el patio de armas y las estancias militares y de servicio. 

Vista aérea del castillo y su muralla.

El castillo se encuentra construido sobre un promontorio de roca caliza, lo que le proporcionaba una importante ventaja defensiva al evitar que los muros pudieran ser minados, una técnica comúnmente utilizada en el asedio de fortalezas, consistente en excavar un túnel debajo del muro para luego derrumbarlo y abrir una brecha para el asalto. 

Guía útil

* Calendario: Se puede visitar todos los días del año, excepto Navidad y Año Nuevo.

* Horario: De 10.00 a 19.00 horas (junio y a partir de septiembre), y de 10.00 a 20.00 horas (julio y agosto).

* Precio: La entrada general cuesta 6 euros y con visita guiada 8 euros.

* Información: 974 342 161

En el año 1071, durante el reinado de Sancho Ramírez I, monarca de Aragón y Pamplona, se llevó a cabo una ampliación del complejo y se estableció un monasterio de canónigos de san Agustín, en consonancia con las políticas del rey y su relación con el pontificado. En octubre de ese mismo año, el papa Alejandro II, aprovechando la introducción del rito romano en los monasterios de San Juan de la Peña, San Victorián y San Pedro de Loarre, todos ubicados en la provincia de Huesca, extendió su protección sobre este último. Con el paso del tiempo, Pedro I de Aragón, hijo del monarca anterior, trasladó la sede de la congregación a Montearagón (Quicena, Huesca), lo que hizo que Loarre dejara de tener un carácter monástico. Además, el desalojo de los musulmanes de la comarca hizo que el castillo perdiera su importancia militar. En el siglo XV, la población que habitaba en sus alrededores se trasladó a la actual villa de Loarre, aprovechando materiales de la fortificación para su construcción. 

Otra vista aérea del Castillo de Loarre, que ha sido escenario de varias producciones televisivas y cinematográficas.

En la actualidad, la fortaleza se encuentra en buen estado de conservación, a excepción de la parte construida por Sancho Garcés III, que está más deteriorada. Esto la convierte en uno de los mejores ejemplos de arquitectura militar y civil del estilo románico en España. Fue declarada Monumento Nacional en 1906 y cuenta con el estatus de Bien de Interés Cultural. Tanto las instituciones aragonesas como las comarcales están interesadas en promover su declaración como Patrimonio de la Humanidad por parte de la Unesco. 

Estructura

El recorrido por el interior del castillo incluye tres plantas.

En la planta baja lo primero que se aprecia es la muralla exterior del siglo XIII, que rodea la parte sur; el resto está protegido por la roca en la que se asienta el castillo. Su perímetro, que mide ciento setenta y dos metros, está conformado por torreones semicirculares, a excepción de uno que es rectangular. 

También se puede visitar la puerta de entrada de estilo románico, que proporcionaba acceso al recinto militar y religioso; la torre albarrana, que data de finales del siglo XI y tenía la función de vigilancia; y la cripta de Santa Quiteria, un pequeño lugar de culto y enterramientos a través de la cual se accede, mediante una estrecha escalera, a la iglesia. 

En la primera planta se puede visitar la iglesia de San Pedro, construida en el siglo XI en estilo románico. Destaca la decoración del ábside, con columnas adosadas a pilares cuyos capiteles muestran representaciones de figuras fantásticas, elementos vegetales y escenas bíblicas. Desafortunadamente, se desconoce el paradero de las pinturas románicas. 

Otras áreas que se pueden recorrer son los pabellones del monasterio, los calabozos que en su momento fueron utilizados como despensa por los monjes y posteriormente como prisión por soldados y nobles, y la sala de armas. 

Los mallos de Riglos, en los alrededores, también merecen una visita.

Por último, encontramos la torre del homenaje, de difícil acceso, con 22 metros de altura y cinco pisos.  

En la segunda planta se encuentran varios elementos destacados. En primer lugar, la puerta del castillo antiguo, que data de principios del siglo XI, y junto a ella, la torre de la reina, el patio de armas, el mirador de la reina y los aljibes, que podían almacenar hasta ochenta mil litros de agua. En la parte norte del patio destacan los pabellones militares, la torre norte y las cocinas. 

Es importante destacar que algunos de los tesoros artísticos que antes albergaba el castillo se encuentran actualmente resguardados en la iglesia de San Esteban de Loarre. En dicho templo se exhibe una imagen románica de la Virgen del Castillo, una talla de san Pedro con su policromía original y el arca de san Demetrio, una reliquia del siglo XI que contenía restos de este mártir. 

Escenario de cine

La fortaleza de Loarre ha sido escenario de varias producciones cinematográficas y televisivas a lo largo de los años. En 1982 se filmó la primera película en este lugar, titulada Valentina y dirigida por José Antonio Betancor. 

Otras películas que se rodaron allí fueron El reino de los cielos (2005), dirigida por Ridley Scott, y Miguel y William (2006). En 1994 se grabó y emitió el programa La noche de los castillos (La 1) en este lugar, contando con la participación de numerosos actores teatrales. En el periodo de 2015 a 2020, la serie de televisión El ministerio del tiempo (La 1) utilizó el castillo como escenario para representar una prisión en algunos de sus episodios. Por último, en la novela histórica El castillo (2015) de Luis Zueco, la fortificación es el punto central de la historia.

El monasterio de San Juan de la Peña.

Qué ver en los alrededores

* San Esteban de Loarre. Es un edificio construido en el siglo XVIII sobre una estructura anterior del siglo XVI en estilo gótico tardío. De esta construcción previa solo se conservan la torre y la capilla del piso inferior. 

* Santa María la Mayor de Bolea. Es una colegiata gótica de transición al renacimiento construida en el siglo XVI. Destaca un hermoso retablo renacentista con pinturas realizadas por un artista desconocido que incorpora elementos de la pintura flamenca y de la italiana. La colegiata ha sido declarada Monumento Histórico Artístico Nacional desde 1983. 

* San Juan de la Peña. Este monasterio es una joya del románico que llama la atención por estar encajado en una enorme roca que le da nombre. Fue el primer panteón real de Aragón y alberga las tumbas de importantes monarcas aragoneses.

Las grandes paredes verticales de los mallos de Riglos.

* Naturaleza. Los entusiastas de los deportes de aventura encontrarán en esta región el río Gállego, que con sus aguas bravas ofrece el escenario perfecto para practicar rafting o kayak. Los imponentes mallos de Riglos y Agüero son considerados como unos de los mejores destinos para la escalada, mientras que la Sierra de Guara es ideal para realizar descensos de barrancos.