“Casi el 80% de los pacientes de alto o muy alto riesgo de sufrir eventos cardiovasculares (CV) no consiguen el nivel de lipoproteínas de baja densidad C-LDL (colesterol malo) recomendado por las guías sanitarias”, alerta el doctor Lluìs Masana, director de la Unidad de Medicina vascular y Metabolismo del Hospital Sant Joan de Reus.

Quién es

Lluís Masana Marín (Tarragona 1953) es Doctor en Medicina, especialista en Medicina Interna Cardiovascular. Forma parte de diversas sociedades científicas nacionales e internacionales. Ha sido presidente de la Sociedad Española de Arteriosclerosis y actualmente es Catedrático de la Universidad Rovira i Virgili en Reus, Tarragona y director de la Unidad de Medicina Vascular y Metabolismo del Hospital Sant Joan de Reus. Ha publicado numerosos artículos en revistas especializadas y es autor de varios libros, entre ellos Vida de infarto y Colesterol.

¿Por qué es importante alcanzar los niveles de colesterol recomendados?

Conseguir los niveles de C-LDL de 55 mg/dL supone beneficios adicionales en la reducción de eventos cardiovasculares, porque los pacientes con alto riesgo de sufrirlos y que no están bien controlados tienen altas posibilidades de padecer un infarto de miocardio e ictus isquémico. A los pacientes con hipercolesterolemia se les está infravalorando de forma ostensible su riesgo de enfermedad cardiovascular ateroesclerótica.

¿Se minimizan en el ámbito clínico los datos elevados de C-LDL?

Los médicos jugamos un papel fundamental a la hora de rebajar los niveles de colesterol malo en paciente de alto riesgo de sufrir eventos cardiovasculares (CV). Que solo un 30% de los que ya han sufrido un síndrome coronario agudo, por ejemplo, se halle dentro de los objetivos lipídicos recomendados, es un dato que obliga a reflexionar y analizar cómo podemos abordar el tema para mejorarlo. Han de optimizarse los tratamientos para reducir el colesterol, un dato actualmente minusvalorado por los profesionales clínicos y por la población, que no entiende por qué hay que gastarse tanto dinero en controlarlo. Pero hemos de recordar que no hablamos de una enfermedad minoritaria, sino una de la que mueren casi la mitad de los españoles. A pesar de todo existe la inercia terapéutica de no actuar cuando debiéramos de hacerlo.

¿A qué se refiere?

Al uso de las combinaciones terapéuticas en lugar de monoterapia (con estatinas); estas terapias combinadas deben considerarse el tratamiento estándar para los pacientes que no han conseguido la reducción necesaria de sus niveles de colesterol malo y que tienen alto riesgo de sufrir eventos cardiovasculares. Hay que dotar a los médicos de las opciones terapéuticas necesarias para frenar el impacto de estas enfermedades. Porque estudio tras estudio se demuestra el papel esencial que desempeñan los tratamientos combinados en la consecución de los objetivos de rebajar el colesterol malo. 

Lluìs Masana.

¿Aboga por la estrategia de planificación terapéutica?

Cuando tengo un paciente con unos niveles de colesterol inadecuados hay que estudiar el tratamiento que más le va a facilitar lograr reducir el C-LDL y, por tanto, el riesgo de infarto de miocardio e ictus isquémico. En algunas personas se precisa un abordaje más estricto desde el principio con una combinación de fármacos y no solo tratarle con estatinas. Por ejemplo, el ácido bempedoico actúa como tratamiento hipolipemiante para rebajar tanto los niveles de C-LDL como el riesgo de eventos cardiovasculares adversos graves; este tratamiento y otros tendrían que estar disponibles para los profesionales y no ponerles trabas para ofrecérselos a los pacientes que los precisan. Además, el ácido bempedoico está asociado a un menor riesgo de acontecimientos cardiovasculares adversos en pacientes que no podían o no querían tomar estatinas.

¿Hay que ir al tratamiento más personalizado?

Actualmente tenemos un amplio abanico de posibilidades y no nos tenemos que quedar solo con las estatinas. El objetivo final debe ser conseguir el éxito terapéutico que no es otro que lograr mejorar la calidad de vida de las personas con dislipemias. Hay que ir hacia un tratamiento individualizado; no podemos tratar a todo el mundo con estatinas en dosis altas, hay que buscar las mejores combinaciones para cada persona. 

"El 80% de los pacientes con riesgo alto de sufrir eventos cardiovasculares no tienen bien controlado el colesterol”

¿Los especialistas tienen restricciones en la prescripción de nuevas herramientas terapéuticas?

La situación es ridícula en muchas comunidades. Por ejemplo, en Cataluña, que cuenta con una Unidad de Lípidos, solicitamos a la autoridad sanitaria la posibilidad de utilizar la combinación terapéutica para el control del C-DLD porque las evidencias científicas nos indican que es bueno para los pacientes con riesgo y alto riesgo cardiovascular; los especialistas nos movilizamos porque la opción que proponíamos es, además, un 30% más barata que las que nos recomiendan desde la sanidad catalana. Llevamos más de un año de lucha para poder prescribir sin restricciones el tratamiento combinado y ya hemos conseguido el apoyo de todas las sociedades científicas implicadas, pero desde la Administración siguen sin escucharnos. Es una política basada en el negacionismo de la importancia del colesterol y es un problema muy serio porque hay pacientes que precisan ser tratados intensamente desde el principio y no lo estamos haciendo.

El colesterol es el elemento inicial de la enfermedad cardiovascular. ¿Se está tratando de manera seria?

Hay que enviar mensajes a la población en general para que ponga en valor el papel del colesterol en su salud, ya que es el elemento iniciador de las enfermedades cardiovasculares y, por ello, hay que controlarlo. Hay que motivar a la sociedad hacia hábitos de vida saludable. La presión arterial y el colesterol elevado, el tabaquismo y la diabetes pueden manejarse eficazmente a través de cambios de estilo de vida y tratamientos precisos, o en una combinación de ambos. Las Administraciones sanitarias tienen que tener una implicación mayor para que el colesterol sea abordado como es debido; implicación total para reducir la muerte por enfermedad cardiovascular de forma similar a la que han llevado a cabo con la prohibición del tabaco.

¿Hay que reconducir los estilos de vida actuales hacia otros más cardiosaludables?

La mayor parte del colesterol se produce en el hígado, aunque también se obtiene a través de algunos alimentos, especialmente los de origen animal, por lo que hay que controlar su ingesta. La población tiene que ser consciente de ello. Hay que apostar por hábitos de vida saludables y evitar el sedentarismo.