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El conflicto que sacude el orden mundial

La organización islamista ha sido el gran perdedor a primera vista de esta guerra

El conflicto que sacude el orden mundialEFE

El 7 de octubre de 2023 cientos de activistas de Hamás desbordaron la frontera de Gaza con Israel a pie, en motos y camionetas, incluso en parapentes; iniciando lo que la propia Hamás bautizó como Inundación de Al Aqsa. Miles de civiles israelíes fueron asesinados y cientos secuestrados, siendo el mundo entero testigo mudo de aquella trágica jornada a través de vídeos grabados y difundidos por la propia organización islamista. Ante la magnitud de los hechos, pocos dudaron de que la respuesta del gobierno israelí fuera también de proporciones bíblicas. Comenzó así la guerra de Gaza, un conflicto que un año después arrastra una larga lista de víctimas civiles y tierra devastada y continúa expandiéndose en el tiempo y en el territorio físico, sin perspectiva alguna de un final a corto plazo. Al contrario, el de Gaza es una guerra que parece tener muy lejano su final; un enfrentamiento bélico en el que, mientras sus actores implicados crecen en número, a este también se multiplican las preguntas y enigmas sobre hacia dónde puede dirigirse en un futuro y cuándo podremos ser testigos del final de la matanza. Un conflicto que no cesa de escalar y expandirse y que amenaza con hacer saltar por los aires a todo Oriente Medio.

El primer enigma se centra en el gobierno israelí, principalmente en su líder, Benjamín Netanyahu. Nadie puede predecir hasta dónde llevará Bibi la guerra. El gobierno de Netanyahu, que hace un año se veía acosado por las protestas contra los intentos de limitar los frenos constitucionales, apoyado por los ultraortodoxos y ultranacionalistas llevaba adelante políticas cada vez más agresivas respecto a la población palestina. El ataque de Hamás supuso una válvula de escape para el primer ministro israelí, cada vez más cuestionado, quien ha descubierto en la fuerza militar un medio para permanecer en el poder, mientras sus socios extremistas asienten y jalean la matanza de palestinos. ¿Conducirá todo esto a que Netanyahu expanda el conflicto en el tiempo y espacio, llegando incluso a entrar en una guerra directa con Irán y atacando directamente Siria e Irak? ¿Serán capaces las fuerzas israelíes de defensa de mantener tantos frentes a la vez?

Hamás, el gran perdedor

Posiblemente, la pregunta más fácil de responder en este conflicto sea la de quién ha sido el gran perdedor a primera vista en esta guerra: Hamás, el segundo protagonista de esta tragedia. El brutal ataque islamista contra Israel parece haber significado la devastación total para Gaza, tanto para la propia organización como para los dos millones de habitantes de la franja. Son más de 40.000 las víctimas civiles de los ataques israelíes, mientras que más de la mitad de los edificios de Gaza han sido derruidos. Según recientes informes de organismos internacionales, es mayor el número de escombro en Gaza que en la Guerra de Ucrania.

Si en un primer momento Hamás con su acción logró volver a poner la causa palestina y el protagonismo de la milicia islamista en primera línea internacional, los ataques israelíes han diezmado completamente la organización. Para algunos expertos, para lanzar el ataque de octubre del año pasado no solo estaba solo la mano de Irán, también se hallaba en juego un pulso entre la dirección de la milicia en Gaza y la dirección establecida en Qatar, un pulso que buscaba retomar la vía militar en el interior frente a la vía más diplomática apoyada por la dirección exiliada. Agazapados en los túneles, Hamás ha intentado llevar a cabo una guerra de guerrillas contra los israelíes, pero la práctica destrucción de la cúpula de la organización, junto a la devastación y ruina total de Gaza, pone en duda la capacidad de Hamás para una victoria sobre el terreno, e incluso para mantener su propia capacidad futura.

La estrategia israelí parece clara. La devastación del territorio gazatí con la intención no solo de desarticular a Hamás, sino también de hacer la vida imposible a los palestinos, empujándolos de esta manera a desplazarse hacia Egipto u otras regiones fronterizas. Un deseo hecho realidad para los socios extremistas de Netanyahu que anhelan una Gaza libre de palestinos para colonizarla e integrarla en su soñada Judea bíblica. Sin embargo, este objetivo parece muy difícil que se convierta en realidad, ante un pueblo palestino que trata de defender su tierra y de una Hamás que, a pesar de desarticulada, pervivirá entre la población civil para volver a resurgir de sus cenizas. Es posible que en un futuro la clave se halle en ver cuál será el papel de Hamás en una Gaza reconstruida o entre los cientos de miles de refugiados desplazados a terceros países. Cabe pensar que, aunque los ataques israelíes hayan diezmado la estructura de la organización islamista, a la vez la dureza de la represión haya creado entre las víctimas civiles un apoyo a la organización islamista que en un futuro le permitiría rehacerse de la crisis actual.

Líbano, el otro foco

Pero el gobierno Netanyahu no se ha limitado a atacar Gaza. Líbano fue desde el día siguiente del inicio de la guerra otro foco de atención para las autoridades militares sionistas. Hizbulá, el enemigo más poderoso y organizado de Israel en la zona, bajo el paraguas del eje de la resistencia, la alianza que engloba a Hamás, Hizbulá, los hutíes yemeníes e Irán, no dudó en aliarse con Hamás para atacar a Israel. Para ello, los tradicionales lanzamientos de cohetes sobre el norte de Israel han servido para mantener un conflicto que dura ya más de 40 años.

Sin embargo, es quizás ante Hizbulá donde Israel ha logrado su mayor éxito militar. La sorprendente operación por la que cientos de activistas fueron muertos o heridos por la explosión de buscas y walki talkies, además de dañar la imagen de Hizbulá, significó también descifrar la cadena de mando de la organización. Una operación que parece haber servido también para lograr más información de la milicia chií, información que ha conducido al reciente asesinato del líder la milicia, Nasrallah, algo más que un líder para el Partido de Dios. A pesar de su rápido reemplazo, la jefatura de Nasrallah iba más allá de una simple autoridad y es posible que resulte un golpe mucho más profundo de lo que la propia organización quiere admitir.

Otra de las preguntas clave que se planteará en los próximos meses, que se formula ya, será si Hizbulá dispone de capacidad suficiente para recuperarse del daño y la humillación sufridas y, consecuentemente, si podrá hacer frente a la incursión terrestre de las fuerzas israelíes. No hay que olvidar que Hizbulá surgió de la brutal guerra libanesa, en concreto de la fase de la invasión del país por el Tsahal, el ejército israelí. En aquella ocasión, en 2006, el Partido de Dios fue capaz de hacer retroceder a las fuerzas israelíes. ¿Después de la eliminación de sus líderes políticos y militares, será capaz de rearmarse de nuevo y hacer frente al enemigo? Y otra pregunta importante: ¿Ocupará Israel el sur del Líbano de nuevo permanentemente? En 2000 ya tuvo que abandonar el sur del Líbano debido al alto número de bajas sufridas por los ataques de la milicia chií. Para la guerra actual es difícil saber qué tiene pensado Netanyahu al respecto.

Pero, sin duda alguna, la gran pregunta alrededor de este conflicto se centra a centenares de kilómetros de Israel, en Irán. La guerra a distancia entre los dos grandes enemigos, Israel e Irán, con lanzamiento de misiles balísticos por parte de la República islámica y el bombardeo selectivo israelí sobre el país de los ayatolás parece segura. ¿Pero, será capaz Israel de entrar en una guerra directa con el régimen iraní? Desde luego, parece difícil que el ayatolá Jamenei embarque a su país en un enfrentamiento directo que implicaría la destrucción de infraestructuras claves para su Irán, sobre todo, las referidas a su incipiente programa nuclear. A la vez, ¿será capaz Netanyahu de intentarlo, más si cabe, cuando las fuerzas navales estadounidenses le guardan las espaldas?

Además de Irán, los hutíes de Yemen podrían ser también objetivo militar deseable, no solo con el fin de destruir sus lanzaderas de misiles, también para controlar uno de los puntos estratégicos del comercio marítimo internacional. Incluso Irak y Siria podrían estar en el punto de mira israelí. La primera, con un gobierno proiraní de mayoría chií, con múltiples grupos armados dispuestos a embarcarse en una cruzada contra Israel, y Siria con un gobierno sostenido por Irán, con efectivos y milicias que podrían ser vistos como una amenaza por Israel. La intervención en cualquiera de estos países, más allá de los bombardeos selectivos, sería suficiente para hacer saltar por los aires toda esta desestabilizada región.

Tal vez el último enigma al que nos enfrentamos sea el que más debería preocupar a los israelíes y a la comunidad internacional. ¿Qué pasará con Cisjordania? El apoyo de la Autoridad Palestina a Hamás va más allá de un intento de su presidente Abbas de no descolgarse de la condena a Israel por la destrucción de Gaza. ¿Puede ser Cisjordania la próxima víctima tras la devastación de Gaza? Los extremistas socios de Netanyahu lo tienen claro: los palestinos deben ser expulsados de Gaza y también de Cisjordania. La cada vez mayor presión de los colonos sobre las poblaciones palestinas de Cisjordania, puede incluso hacer pensar en una estrategia para desestabilizar Cisjordania y justificar un ataque como el dirigido contra la franja. Más, teniendo en cuenta que la atención internacional ahora se centrará en los frentes del Líbano e Irán. Esto supondría un intento de erradicar definitivamente la población palestina de Israel, ante lo cual habría que ver la reacción de la comunidad internacional, especialmente la del gran aliado de Israel, Estados Unidos.

Muchas son las preguntas que se plantean un año después del ataque de Hamás contra Israel. El futuro se ve muy incierto. Hasta el momento lo único cierto es la destrucción de la franja y las miles de víctimas de un conflicto que no solo no parece terminar, sino que va encontrando nuevas áreas para expandirse. Veremos si Israel es capaz de mantener tantos frentes militares y hasta dónde piensa llegar en los distintos conflictos en los que se está metiendo. Jamás el estado moderno de Israel ha estado inmerso en tantas guerras al mismo tiempo. La gasolina se expande por toda la región y parece que no faltan las cerillas para incendiar todo Oriente Medio. Veremos si los Estados Unidos continúan apoyando a un Netanyahu que en un año ha llevado la guerra desde Gaza hasta Teherán. Difícil prever si la guerra durará más tiempo y hasta dónde pueda llegar. Lo único fuera de duda es que el futuro para Oriente Medio, por desgracia, día a día parece más oscuro.

Cronología del conflicto

7 de octubre. Inicio de las hostilidades

Tras el lanzamiento masivo de cohetes, miles de milicianos de Hamás y otros grupos rompen el cerco de Gaza armados e irrumpen en comunidades agrícolas y bases militares. Alrededor de 1.200 personas son asesinadas y 251 secuestradas.

27 de octubre. Invasión israelí de gaza

Israel anuncia una “expansión” de las operaciones terrestres en la Franja, lo que supondrá el inicio de la guerra por tierra, mar y aire que mantiene desde entonces.

23 de noviembre. Tregua

Entra en vigor la única tregua en esta guerra. En total, 105 cautivos son liberados y salen de la Franja a cambio de la puesta en libertad de 240 presos palestinos.

1 de Diciembre. Fin del alto el fuego

Se reanudan las hostilidades después de fracasar los intentos de dar continuidad al alto el fuego. Ambas partes se acusan mutuamente de infringir las condiciones de la tregua.

12 de enero. Comienzo de los ataques en Yemen

Estados Unidos y Reino Unido bombardean posiciones de los hutíes en Yemen. Los rebeldes amenazan con atacar a barcos vinculados a Israel tras los ataques sufridos.

29 de febrero. Masacre de la harina

110 gazatíes mueren y 760 son heridos tras el ataque israelí contra una multitud que espera la llegada de un convoy cargado de harina en Gaza.

25 de Marzo. Resolución de la ONU

El Consejo de Seguridad aprueba una resolución que exige un cese de las hostilidades en Gaza durante el mes del Ramadán.

1 de abril, Ataque del convoy de WCK

Israel lanza tres misiles consecutivos contra un convoy de la ONG World Central Kitchen (WCK), del chef español José Andrés, matando a siete de sus cooperantes. Se suspenden sus operaciones para llevar alimento al norte del enclave palestino.

13 de abril. Irán ataca Israel

Irán lanza más de 300 drones y misiles contra Israel, en represalia por el asesinato de siete miembros de su cuerpo militar de élite el 1 de abril en un bombardeo en Damasco.

6 de mayo. ofensiva en Rafah

Tanques israelíes irrumpen en Rafah, al sur de Gaza y se quedan a 200 metros del cruce con Egipto. Ese mismo día Hamás asegura aceptar un alto al fuego, que queda en papel mojado.

31 de julio. Asesinato de Ismail Haniya

Un ataque en Teherán atribuido a Israel mata al líder político de Hamás, Ismail Haniya.

10 de agosto. Ataque de una escuela en gaza

El Ejército israelí lanza un ataque aéreo contra una escuela en la ciudad de Gaza. El bombardeo acaba con la vida de al menos 100 personas.