El centro de Israel, incluido Tel Aviv, sufrió este domingo por primera vez en unos cuatro meses un ataque con cohetes, que no causó heridas ni grandes daños, y que fue reivindicado por Hamás, cuyo brazo armado lo calificó como una “respuesta a las masacres sionistas contra civiles”. El Ejército de Israel informó de que los ocho proyectiles se dispararon desde Rafah, en el extremo sur de Gaza, donde las fuerzas armadas mantienen desde el 6 de mayo una ofensiva que ha llevado a la evacuación de casi un millón de personas hacia otros puntos del territorio palestino.
“Los cohetes disparados prueban que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) deben operar en cada lugar desde el que opera Hamás, las FDI continuarán actuando donde sea necesario”, declaró el miembro del Gabinete de guerra Benny Gantz en una visita a las comunidades fronterizas con Gaza en defensa de la polémica ofensiva.
El ataque desde el enclave sureño llegó en una jornada en la que al menos seis civiles murieron -incluidos niños- a causa de los bombardeos contra una casa. También el campamento de refugiados de Ybina, de esta urbe, fue objetivo del fuego israelí lo que dejó más bajas entre los civiles palestinos.
Las tropas hebreas señalaron que durante la noche atacaron “dos lanzacohetes” localizados en la zona de Rafah que apuntaban hacia Kerem Shalom y que mataron a milicianos que abrieron fuego contra ellos.
Los combates continúan en Rafah con la orden que emitió el viernes la Corte Internacional de Justicia (CIJ) para la detención “inmediata” de la ofensiva israelí como telón de fondo, y tras la que el Ejército intensificó sus ataques.
Este domingo, el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, visitó Rafah y reivindicó la ofensiva ante los militares: “Nuestros objetivos en Gaza se enfatizan aquí en Rafah: destruir a Hamás, devolver a los rehenes y mantener la libertad de actuación”.
Funerales de rehenes
En sus declaraciones, Gallant aseguró que estaban haciendo “enormes esfuerzos” para recuperar a los rehenes, y que estos se daban tanto a través de “actividades cinéticas como llegando a acuerdos”, en referencia a las negociaciones con Hamás que Israel confirmó el sábado que retomaría, después de que estuvieran paralizadas desde el 10 de mayo.
Este domingo fueron enterrados en Israel, dos de los tres rehenes cuyos cuerpos Israel recuperó el viernes en Yabalia: el israelí Hanan Yablonka en Tel Aviv, y el brasileño-israelí Michel Nisenbaum en la zona de Ashkelón, mientras que el cuerpo del mexicano-francés Orion Hernandez, fue repatriado. El funeral de Yablonka se convirtió en una gran marcha de protesta para reclamar al gobierno de Benjamín Netanyahu un inminente acuerdo con Hamás que permita la devolución del menos del centenar de rehenes que se cree siguen cautivos en el enclave, junto a los cadáveres de otros cuarenta.
El portavoz de las Brigadas al Qasam -ala militar de Hamás-, Abu Obeida, anunció la pasada madrugada que sus milicianos habían capturado en un túnel de Yabalia a varios soldados israelíes que supuestamente estaban buscando a rehenes, aunque no precisó cuántos ni si estaban vivos o muertos, y sin aportar ninguna prueba clara. El Ejército lo desmintió con un escueto comunicado en la red social X.
En lo que respecta a las negociaciones, Izzat Al Risheq, miembro del buró político de Hamás, declaró que aún no han recibido ninguna propuesta de los mediadores.