Los supermercados franceses tendrán que advertir al público, a partir del 1 de julio, con una señalización específica cuando en alguno de sus productos se haya reducido el peso o el volumen, una estrategia utilizada por ciertas marcas para que pase desapercibido un aumento del precio.

En un decreto publicado este sábado, el Gobierno francés concreta esta regla contra el fenómeno conocido por el término inglés 'shrinkflation' (del verbo shrink, reducir), que tendrán que aplicar todas las tiendas de más de 400 metros cuadrados.

El aviso a los consumidores lo tendrán que incorporar para todos los productos envasados con una cantidad constante para los que se haya disminuido el volumen o el peso, y tendrá que especificarse el recorte, así como la evolución del precio por unidad de medida.

Se trata de que quede bien en evidencia si la modificación del formato ha servido para encarecer el precio.

Estarán afectados los alimentos y otros productos no alimentarios que se comercializan en una cantidad constante, pero no los envasados en cantidades variables o los que se venden a granel.

El incumplimiento de esta nueva regla podrá ser sancionado con multas de 3.000 euros, si el infractor es una persona, y de 15.000 si es una empresa.