El Parlamento Europeo rechaza conceder al primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, la capacidad de vetar cada año la ayuda a Ucrania como propone Budapest a cambio de desbloquear en la cumbre de líderes de la UE del 1 de febrero el paquete de 50.000 millones de euros de apoyo a Kiev. Así lo aseguraron en un encuentro con medios los dos negociadores de la Eurocámara para la revisión del presupuesto del bloque hasta 2027, el popular polaco Jan Olbrycht y la socialista portuguesa Margarida Marques. “Significaría mantener el chantaje sobre el MFP (Marco Financiero Plurianual). No lo podemos aceptar”, subrayó Marques

Los jefes de Estado y de Gobierno se reunirán el próximo día 1 para tratar de desbloquear los 50.000 millones de euros para garantizar financiación a Ucrania durante los próximos cuatro años y que fue imposible acordar en diciembre por el veto de Orbán.

El nuevo paquete de ayuda a Ucrania forma parte de una revisión del presupuesto común que ya tiene el visto bueno político de los otros veintiséis Estados miembros, pero necesita el apoyo unánime de todos los socios. En este contexto, la Eurocámara no ve con buenos ojos cualquier solución que deje la ayuda a Ucrania fuera del presupuesto de la UE y que en la práctica conceda a Budapest la capacidad de vetar cada año los desembolsos a las autoridades ucranianas. Es una de las ideas que han flotado por la capital europea desde el fracaso de la cumbre de diciembre y tras la que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, avanzó que prepararía un plan b para sortear a Orbán si mantiene su bloqueo.

Descuento en la contribución

Otra posibilidad pasa por otorgar a Budapest un descuento en su contribución al presupuesto similar a los que disfrutan Alemania, Dinamarca, Países Bajos, Austria y Suecia, pero los eurodiputados tampoco aceptan esta idea.

“Estamos en contra de los descuentos en general. Sabemos su historia y nuestra posición es que es algo que tenemos que poner fin. No es normal”, enfatizó la eurodiputada portuguesa. La Eurocámara tiene que dar su visto bueno a cualquier acuerdo que logren los Veintisiete, aunque en el caso del presupuesto plurianual solo puede aceptar o rechazar el texto que reciba de los países. El objetivo del Parlamento, explicaron los negociadores, es aprobarlo en un pleno a finales de febrero ya que la fecha límite para hacerlo antes de las elecciones europeas es abril, pero esperar hasta entonces sería arriesgado. “Estamos listos para dar nuestro consentimiento, pero no sin condiciones”, advirtió Olbrycht.

La Eurocámara rechaza recortar las partidas de la Política Agraria Común y de Cohesión y pide más fondos para ayuda humanitaria y para la línea de flexibilidad, que permite responder ante imprevistos y según los eurodiputados corre el riesgo de agotarse.

Además quiere garantizar que hay fondos para el pago de los intereses de la deuda del fondo de recuperación y, si bien consideran que el sistema en “cascada” que proponen los países para costearlo podría funcionar, advierten de que debe integrarse en los presupuestos anuales para que los diputados tengan voto sobre el mismo. Este esquema prevé que el coste se vaya cubriendo con diferentes instrumentos presupuestarios previstos, de modo que se acceda de manera progresiva y los Estados solo tengan que poner dinero adicional como último recurso.