El comisionado general de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos en Oriente Próximo (UNRWA), Philippe Lazzarini, ha alertado este viernes de que más de un millón de personas se refugian en sus instalaciones en la Franja de Gaza.
"Esto es más de la mitad del número total de personas desplazadas. Viven en más de 150 escuelas y edificios de la UNRWA", ha subrayado en una rueda de prensa durante una visita a Jerusalén Este, asegurando que la cifra es "un hito muy sombrío".
Asimismo, ha advertido de que "el invierno se acerca" y ya empieza a hacer frío en el enclave palestino, un lugar en el que "la gente lucha por tener una comida al día" y en el que, por ejemplo, "se necesitan horas de espera" para utilizar los dos baños que hay disponibles en una de sus instalaciones en Jan Yunis.
"Las enfermedades de la piel y la diarrea han aumentado exponencialmente como resultado de las condiciones insalubres, empeoradas por las lluvias (...) Es solo cuestión de tiempo que la gente en Gaza comience a morir debido al asedio y la falta de bienes básicos, no solo por los bombardeos", ha agregado.
Lazzarini también ha denunciado que 69 refugios de la UNRWA han sido atacados desde el pasado 7 de octubre, muchos de ellos más de una vez y otros de forma directa. "Se ha informado de la muerte de casi 190 personas en las instalaciones de la ONU", ha detallado.
"Ni la bandera de la ONU puede brindar protección a la población de Gaza. Se trata de un flagrante desprecio de las normas de la guerra, incluido el Derecho Humanitario", ha sentenciado, agregando además que "no existe nada parecido a una zona segura cuando se declara de forma irrestricta una zona de guerra".
"Reitero mi llamamiento a un alto el fuego humanitario duradero. Las personas necesitan respirar, merecen calma, merecen dormir por la noche sin preocuparse por si podrán salir adelante. La pausa es también una oportunidad para llegar a las personas necesitadas, incluso en el norte, y comenzar a reparar la infraestructura civil", ha zanjado.
Sus palabras se producen después de que el Gobierno israelí haya liberado a 39 presos palestinos y, a cambio, el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) haya hecho lo propio con 24 rehenes --13 de ellos israelíes, si bien diez ciudadanos tailandeses y uno filipino han sido puestos en libertad fuera del marco del acuerdo-- secuestrados desde el pasado 7 de octubre.
El pacto entre las partes establece como objetivo la liberación de 50 rehenes retenidos en Gaza a cambio de 150 presos palestinos. El Gobierno de Benjamin Netanyahu había avisado de que no completaría su parte hasta que no hubiesen salido los primeros secuestrados.