Recep Tayyip Erdogan inauguró ayer el camino hacia su ideal político del “siglo de Turquía” tras declarar su victoria en una inédita y muy reñida segunda vuelta de las elecciones presidenciales, que ha llevado a su partido Justicia y Desarrollo a forzar toda su maquinaria electoral ante la dura rivalidad presentada por su contrincante, Kemal Kiliçdaroglu, entre críticas de la oposición por episodios de violencia e intimidación durante el desarrollo de la jornada.

Erdogan no esperó a los datos definitivos para proclamar su victoria y salió ante la multitud desde su residencia de Kisiki, en Estambul, tras conocer que la agencia oficial de noticias Anadolu le daba como ganador de acuerdo con su propio recuento particular y que el Consejo Supremo Electoral, la máxima autoridad electoral, le otorgaba un 53% de los votos con casi un 80% escrutado, margen más que suficiente para anunciar su triunfo, a juicio del mandatario.

La victoria concede a Erdogan cinco años más para ejecutar su gran sueño, el “siglo de Turquía”, la reivindicación de un ideal histórico para el país coincidiendo con el centenario de la fundación de la república turca por Mustafa Kemal Atatürk en 1923, si bien sus críticos entienden que el mandatario se está alejando de los preceptos originales al enfatizar valores tradicionalistas, conservadores y religiosos.

El respaldo de última hora concedido por los partidos nacionalistas no ha servido de nada a Kiliçdaroglu, que a sus 74 años se ha encontrado posiblemente ante su última gran oportunidad para llegar al poder.

El líder del Partido Republicano de los Pueblos recibió el respaldo en el este del país, escenario de enormes tensiones entre Ankara y la población kurda, habida cuenta de la campaña bélica que el Ejército está librando contra el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), pero ni los nuevos respaldos ni el endurecimiento de su discurso contra la migración para ganar el voto conservador ha hecho mella en la propuesta de Erdogan.

Un discurso conciliador

En medio de este escenario, el presidente turco tiene que asumir ahora mismo que su victoria en las elecciones dista mucho del aplastamiento que auguraban los mejores pronósticos, por lo que analistas de medios como la cadena panárabe Al Yazira auguran unos próximos cinco años más conciliadores.

Consciente de ello, y mientras comenzaba a recibir los aplausos de sus aliados internacionales, el presidente turco ha comparecido ante la población con un discurso de unidad. “Hemos completado la segunda ronda de las elecciones presidenciales con el favor de nuestra nación”, ha manifestado el mandatario. “Hemos ganado de tal manera que nadie ha perdido. La única vencedora es Turquía”, añadió en su primera comparecencia.

“Sin comprometer nuestra democracia, desarrollo y objetivos, ahora hemos abierto la puerta del siglo turco. Pero lo abrimos juntos. Juntos hemos hecho realidad los sueños y las emociones de todos los segmentos de nuestra nación, desde hombres hasta mujeres, desde jóvenes hasta ancianos, desde empleados hasta jubilados”, proclamó. Algunos líderes felicitaron a Erdogan por su victoria, entre ellos, el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán.

En corto

Agresión

Denuncia. La oposición turca denunció ayer episodios de violencia contra diputados y observadores durante el transcurso de la crucial segunda vuelta. El diputado del CHP (Partido Republicano del Pueblo) Alí Seker, partido del candidato Kemal Kiliçdaroglu, denunció haber sido atacado en la provincia de Sanliurfa cuando denunció que un grupo de hombres estaba intentando votar en nombre de las mujeres de sus familias.

Oposición

Irregularidades. La oposición turca denunció ayer varias irregularidades durante la segunda y decisiva vuelta de las elecciones presidenciales, incluyendo agresiones físicas contra observadores electorales en el sureste de Turquía. El partido socialdemócrata CHP, el partido del candidato opositor Kemal Kiliçdaroglu, habló ayer de numerosos caso de votos a nombre de personas que no estaban presentes en las papeletas, el registro de personas fallecidas como electores y la entrega de papeletas de voto preselladas.