El gobernador de Florida, Ron DeSantis, ha perdido fuelle en la carrera hacia las primarias republicanas de 2024, pues está cada vez más lejos en las encuestas del favorito, Donald Trump, y metido en un atolladero por el conflicto con Disney, pero, como dicen los expertos, “en política no hay imposibles”.

“El calendario no le ha favorecido”, reconocía a Efe el analista republicano Alfonso Aguilar en referencia al momento elegido por DeSantis para oficializar una candidatura que se daba por descontada desde hace meses y que finalmente desvelará esta misma semana, de acuerdo con sus allegados.

Las encuestas revelan que la intención de voto por DeSantis es actualmente la más baja (menos de 20%) desde noviembre de 2022, cuando el expresidente Donald Trump, que le apadrinó para que alcanzara la gobernación en 2018, sorprendió con una candidatura a las primarias muy adelantada. Ya entonces se supo que el duelo por quedarse con la baza para pelear por la Casa Blanca con el candidato presidencial demócrata, que será el actual presidente Joe Biden, iba a ser entre Trump y DeSantis quien fue reelegido en 2022, esta vez por una gran mayoría y sin ayuda del expresidente.

El gobernador de 44 años llevaba al principio la delantera en las encuestas pese a no ser oficialmente candidato, pero ahora que está a punto de serlo, Trump cuenta con una ventaja de 34 a 45 puntos.

Una tarea difícil

“Va a ser difícil remontarlo. Correr contra Trump no es poca cosa”, dice Aguilar, vicepresidente senior y director político del grupo Americano Media, quien considera que si no estuviera el expresidente metido en la contienda, DeSantis sería un candidato republicano imbatible. “Si después del anuncio de su candidatura, hay un repunte” de DeSantis en las encuestas, será una señal muy positiva, dice.

Trump no sólo le ganó el terreno con los votantes, también entre los congresistas y otros cargos republicanos. “DeSantis tiene muy pocos apoyos en comparación”, dice.

Y recientemente los candidatos en elecciones especiales de varios estados a los que DeSantis les dio su apoyo salieron derrotados, como se encargó rápidamente de señalar Trump, quien no pierde ocasión de arremeter contra “Sanctimonius” (mojigato), como le llama. DeSantis aparentemente ya no es un candidato tan prometedor, ya que, de hecho, sus propias acciones y políticas también le han pasado factura.