A un año de su prevista consulta de autodeterminación, el Partido Nacional Escocés (SNP) celebra desde ayer en Aberdeen su 88 congreso anual, con “la independencia como única vía para escapar del Gobierno británico, según dijo el vicepresidente, Keith Brown, en su discurso inaugural.

Brown acusó al Ejecutivo tory de Liz Truss de haber “arruinado la economía” tras poco más de un mes en el cargo, al haber anunciado el pasado día 23 un plan de recortes de impuestos financiado con deuda pública que hizo tambalearse a los mercados financieros.

Philippa Whitford, portavoz en Europa del SNP, dijo que el Ejecutivo central “no ha aumentado la inversión en Educación o Sanidad”, en un momento de crisis por el incremento del coste de la vida.

“El Gobierno escocés trata de apoyar a las personas”, aseguró, y dio como ejemplo la “congelación de alquileres y la prohibición de desahucios este invierno”. Lamenta, sin embargo, que habrá una “gran dificultad para el Ejecutivo escocés para mantener los servicios sociales clave”, debido a “la limitada capacidad de endeudamiento y del presupuesto”.

Los nacionalistas escoceses, liderados por Nicola Sturgeon, se reúnen por primera vez en persona desde 2019, a fin de debatir las políticas que puedan persuadir del potencial de una Escocia independiente.

Decisión del Supremo

La ministra principal clausurará el congreso con un discurso mañana, la víspera de que empiece el martes un importante juicio en el Tribunal Supremo británico, que tendrá consecuencias para su plan secesionista. A petición de Edimburgo, la máxima instancia judicial del Reino Unido analizará hasta el miércoles si el Parlamento autónomo escocés tiene competencias para legislar a fin de organizar un referéndum de independencia si el Gobierno Truss, como es el caso, no da su consentimiento.

Sturgeon anunció el pasado junio que tiene la intención de celebrar un plebiscito el 19 de octubre de 2023, tras el que perdieron los independentistas en 2014.

La dirigente ha dicho que, si el Supremo decide que solo el Parlamento británico puede autorizar una consulta, ella se presentará a las próximas elecciones autonómicas con la sola pregunta de “¿Debería Escocia ser un país independiente?”, convirtiéndolas así en plebiscitarias.

En su congreso, los militantes del SNP, partido mayoritario en Escocia, analizarán iniciativas de relevancia como propuestas para un impuesto sobre la renta más justo o expandir el programa de comida gratuita escolar.

Los independentistas también se oponen a la propuesta del Gobierno de Truss de construir centrales nucleares en Escocia y conceder nuevas licencias de explotación de petróleo y gas en el mar del Norte, a fin de hacer frente a la crisis energética. Whitford señala a que en Escocia “no hay falta de energía”, pues sus recursos producen “dos tercios del petróleo y gas del Reino Unido (...) y un cuarto de la electricidad renovable”.

1707

Tratado. Whitford opina que si la Justicia británica falla en contra del Parlamento escocés, eso significaría que el Reino Unido no es en realidad “una unión voluntaria de naciones”, como así lo define el Tratado de Unión de 1707. El dictamen del más alto tribunal británico “cambiará la posición en la que el Reino Unido se ha construido hasta ahora”, advierte Whitford. “Hay muchas personas que están cómodas con la situación actual, pero quizá no lo estarían con la idea de que Escocia esté atrapada, sin importar lo que el pueblo quiera”, dice.