- El G-7 amplificó la condena a Rusia y refrendó su apoyo ilimitado a Ucrania, en una reunión volcada a mostrar su cohesión sin fisuras y a modo de puente hacia la siguiente gran cita, la cumbre de la OTAN que se va a celebrar estos días en Madrid. “Tras el inicio de invasión de Ucrania el 24 de febrero no hay camino de retorno para Rusia”, afirmó Olaf Scholz, tras tres días de deliberaciones con los líderes de Estados Unidos, Canadá, Japón, el Reino Unido, Francia e Italia, en su calidad de anfitrión por ejercer Alemania la presidencia de turno del grupo.

El mandatario estadounidense, Joe Biden, había emprendido ya una hora antes de esa comparecencia final viaje hacia Madrid. Así, la cita bajo presidencia alemana se había abierto con Biden avanzando, vía Twitter, que del G-7 saldrían nuevas sanciones contra Rusia. Los tres miembros de la Unión Europea (UE) del grupo bajaron un poco las expectactivas de medidas concretas, puesto que, al fin y al cabo, en el bloque comunitario corresponde adoptarlas por unanimidad entre los Veintisiete.

Junto a la determinación y el compromiso de “apoyar de forma ilimitada” a Ucrania, la reunión de los siete líderes en Elmau, Baviera, plasmó la coincidencia de pareceres entre las “grandes democracias” de que “las fronteras y la soberanía nacional” son, en palabras de Scholz, “esenciales para la paz mundial”.

La guerra de Ucrania ha sido el factor dominante de una cumbre “que se celebró en momentos muy especiales”, afirmó el líder alemán. Pero junto a las condenas reforzadas en dirección a Moscú, los líderes de las siete potencias se concentraron en la búsqueda de soluciones a sus estragos en la economía global, incluida la inflación desenfrenada, así como la hambruna que podría generarse del bloqueo del trigo ucraniano.

De gran relevancia fue, para el anfitrión, la incorporación a los debates de los países invitados -India, Indonesia, Senegal, Sudáfrica y Argentina-. Representan a las potencias emergentes del G-20, un grupo que Scholz dijo no pretender “torpedear” con exigencias de boicot a Rusia.

Pero cuya inclusión en una condena final a la invasión “ilegítima” de Rusia consideraba el canciller de gran importancia. Indonesia ejerce la presidencia de turno del G-20, mientras que la India, Senegal y Sudáfrica se habían abstenido en mayo en la votación de condena de la Asamblea General de la ONU.

Biden, respaldado principalmente por el dirigente británico, Boris Johnson, había llegado a Elmau con la propuesta de prohibir las importaciones del oro ruso y imponer un precio tope al petróleo de ese país. La declaración del G-7 establece la posibilidad prohibir el transporte del petróleo ruso a menos que su venta respete un precio máximo acordado con los socios internacionales.

“Sobre el petróleo consideramos diversas opciones, incluida la posibilidad de una prohibición total de servicios que permitan el transporte de petróleo y derivados del petróleo rusos a nivel mundial”, aseguró el comunicado conjunto del G-7 emitido al final de la cumbre. Esa prohibición no se daría, según el comunicado, en caso de que “el petróleo se compre a un precio acordado con los socios internacionales o por debajo de éste”.

Asímismo, el comunicado invitó a otros países a unirse a las medidas de los países del G-7 y señaló que se ha encomendado a los ministros competentes que sigan explorando posibilidades para desarrollar alternativas a las fuentes de energía fósiles rusas.

A largo plazo, el propósito es reducir la dependencia de los combustibles fósiles y acelerar la transición hacia la energía limpia para llegar a tener emisiones cero a más tardar en 2050. Scholz había centrado buena parte de sus esfuerzos preliminares en impulsar el llamado “Club del Clima”. Un formato que pretende ser inclusivo, voluntario, de amplio espectro, con participación tanto de los grandes emisores como de los países emergentes.