- El castillo y hotel de lujo de Elmau, en Baviera, recibe hoy por segunda vez una cumbre del ?G-7, de nuevo sin el presidente ruso, Vladímir Putin, y con los líderes de las grandes potencias volcados en la Ucrania de Volodímir Zelenski.

Siete años después de la cita de los poderosos, a 1.000 metros de altura y entonces con la alemana Angela Merkel y el estadounidense Barack Obama como líderes de referencia, Elmau vuelve a acorazarse para una cumbre donde el tema dominante es la guerra.

La cumbre de 2015 fue ya la primera, tras la larga serie del llamado G-8 -es decir, con Rusia- en que ese país había quedado apeado del club. A la anexión de Crimea, en 2014, siguió la exclusión de Rusia, aunque seguían en pie muchos puentes con el Kremlin.

La invasión rusa a Ucrania en febrero rompió ahora la baraja: Berlín acusa a Moscú no solo de la brutal agresión bélica al país vecino, sino también de usar como arma de guerra su gas y el trigo ucraniano bloqueado.

“Hay en el G-7 una cohesión nunca vista a favor de apoyar a Ucrania”, afirmaban estos días fuentes gubernamentales alemanas, ante la nueva cita entre los líderes de Estados Unidos, Canadá, Japón, Reino Unido, Francia e Italia, además de Alemania, que ejerce la presidencia de turno del grupo.

La primera jornada estará marcada por la bilateral entre Biden y Scholz, tras las habituales fotos de familia y plenarios. A Zelenski se le reservará un papel protagonista el lunes, con una intervención virtual. “Elmau está en una cumbre. No moveremos montañas, pero adoptaremos decisiones”, afirmó ayer Scholz.

Los nuevos aportes armamentísticos o financieros no es lo único que estará sobre la mesa. El G-7 abordará los estragos económicos de la guerra, la inflación y las alarmas activadas en potencias con alto grado de dependencia energética respecto a Rusia, como es Alemania.

El canciller, Olaf Scholz, aspira a dar un impulso decisivo a su denominado Club del Clima, que deben integrar una serie de países de forma voluntaria, lo que el canciller espera se traduzca en una adhesión de amplio espectro.

El objetivo común debe ser avanzar tanto hacia la descarbonización, como a unos mecanismos de asociación con los países más pobres; es decir, los que más sufren las consecuencias de la crisis climática.

Cada una de las últimas cumbres del G-7 incluyó gestos hacia África. Esta vez, los siete países más poderosos se reúnen bajo la advertencia alemana de que la agresión a Ucrania puede abocar a la mayor hambruna global desde la II Guerra Mundial.

Hasta el inicio de la invasión rusa, el 24 de febrero pasado, Ucrania exportaba mensualmente cinco millones de toneladas de grano. Las exportaciones del llamado “granero del mundo” bajaron en marzo a 350.000 toneladas. Tras el avance ruso sobre Donbás y hacia el Mar Negro, el G-7 busca alternativas para que Rusia no bloquee la salida de ese trigo. l

l Protestas. Aproximadamente 4.000 personas participaron ayer en la manifestación más destacada de las que tendrán lugar en Alemania antes de la cumbre, a partir de hoy de los países del G-7 en Elmau. El portavoz de la policía de Múnich, Andreas Franken, estimó que la participación es sensiblemente más baja de lo anticipado por las organizaciones convocantes, que esperaban unas 20.000 personas. El organizador de la manifestación coincidió en que la asistencia fue “claramente inferior” a lo esperado.