Bart de Wever, el líder del partido nacionalista flamenco N-VA y uno de los más populares en Flandes, nunca jamás se había marcado como objetivo convertirse en primer ministro de Bélgica. Ayer, durante la presentación de la hoja de ruta de su partido de cara a las elecciones previstas en 2014, dejó claro de nuevo por qué el puesto está lejos de ser el cargo político más deseado. La Nueva Alianza Flamenca aspira a una Bélgica confederal, donde todas las competencias estén en manos de dos estados, llamados Flandes y Valonia, donde el nivel federal se vea adelgazado hasta la mínima expresión, hasta el punto de que no haya ni siquiera primer ministro, y donde la monarquía, aunque son republicanos, sea relegada a un papel puramente protocolario.
"Es nuestra imagen ideal, a lo que debería parecerse. Creemos que puede funcionar y que ofrece oportunidades a todos. No es un sueño imposible pero antes deberemos encontrar la voluntad política necesaria", esgrimió ayer Bart de Wever durante una concurrida rueda de prensa celebrada en el centro de información del Parlamento Europeo en Bruselas para presentar oficialmente el programa que llevarán al Congreso del partido a finales de enero de 2014.
El texto, titulado El cambio para el progreso, fue recibido ayer con duras críticas por toda la clase política francófona que acusó a los nacionalistas de Flandes de enmascarar su independentismo. Una palabra que ni figura en el documento ni se escuchó ayer en la rueda de prensa aunque el plan supone vaciar y desmantelar el Estado federal actual. "El confederalismo es un instrumento para conservar y mejorar nuestro nivel de vida y nuestro bienestar", aseguró Ben Weyts, presidente del Congreso. "Estamos convencidos de que el confederalismo es necesario y útil", añadió durante una presentación en la que las palabras más repetidas fueron eficacia, solidaridad y transparencia.
La hoja de ruta marcada por los nacionalistas flamencos incluye revertir la lógica actual y trasladar todas las competencias federales -pensiones, cuidados sanitarios, justicia, impuesto sobre las personas físicas etc- a Flandes y Valonia que convivirían bajo una confederación que mantendría a nivel federal únicamente el ejército y la defensa, la política de asilo, la adquisición de la nacionalidad y la deuda pública, una de las más elevadas de Europa según detalló ayer Jan Jambon, portavoz en el parlamento federal. La N-VA propone frenarla en un plazo de 25 años gracias a los ingresos obtenidos con el IVA, los derechos de aduana y los impuestos especiales.
reducción De acuerdo con el nuevo modelo, se reduciría el número de ministerios de los 15 actuales a 6, de los cuáles tres estarían ocupados por flamencos y tres por valones. Uno de ellos haría las tareas de presidente pero no habría un primer ministro como en la actualidad. Además, se suprimiría el Senado y el parlamento se reduciría a 50 diputados, la mitad designados por el parlamento flamenco y la otra mitad por el valón con lo que cifran en 160 el ahorro neto de parlamentarios. En cuanto a la política exterior, cada uno de los dos estados tendría su cuerpo diplomático mientras valones y flamencos se repartirían presencia en los consejos de ministros de la UE Respecto a Bruselas, uno de los temas más espinosos, se convertiría en una entidad administrativa con un estatuto especial pero sin las competencias de hoy en día y sus ciudadanos tendrían que elegir entre afiliarse al régimen de Flandes o al de Valonia.