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La primavera siria se tiñe de sangre

un año después del inicio de las protestas al asad intensifica la violencia para mantenerse en el poder

La primavera siria se tiñe de sangre

LA primavera árabe se ha teñido de sangre en Siria un año después del estallido de las revueltas en ese país, mientras la comunidad internacional busca una solución política a esa crisis para que los acontecimientos no deriven en una guerra civil. El 15 de marzo de 2011, miles de sirios se concentraron en las principales ciudades del país en respuesta a la convocatoria por Facebook de un "Día de la Ira" para reivindicar el derrocamiento de la "tiranía" y la anulación del estado de emergencia.

Pese a esa misma ley, que desde 1963 impide la convocatoria de manifestaciones públicas, las protestas continuaron, sobre todo en la ciudad meridional de Deraa, donde murieron en esos primeros días decenas de personas por disparos de las fuerzas de seguridad.

En su primera reacción a finales de marzo, el presidente Bachar al Asad denunció "una conspiración" contra su país y asumió una serie de pasos reformistas, como la derogación de la ley de emergencia y la concesión de la nacionalidad siria a una parte de los habitantes de origen kurdo.

El régimen sirio utilizó desde entonces el pretexto de "la conspiración extranjera" y de la existencia de "grupos terroristas" en su territorio para justificar sus acciones represivas.

El uso de esas excusas se intensificó al anunciarse en julio la creación del Ejército Libre Sirio (ELS) que incluye a soldados desertores, y dirigido desde Turquía por el coronel disidente Riad al Asaad (nada que ver con la familia gobernante). Las manifestaciones continuaron en la gran mayoría de las provincias del país pese a la brutalidad del régimen sirio, que ha causado la muerte a más de 7.500 personas, según la ONU, y decenas de miles de desplazados desde el inicio de la revuelta popular.

En paralelo con las protestas, representantes de una gran parte de la oposición siria celebraron consultas durante semanas en Estambul y anunciaron, el 23 de agosto, la creación del Consejo Nacional Sirio (CNS), que se convirtió en el organismo más representativo de la revolución a nivel internacional.

el régimen más brutal En declaraciones a Efe, el presidente del CNS, Burhan Galion, consideró que se pueden extraer dos lecciones de estos doce meses: "La brutalidad del régimen de Al Asad y la valentía del pueblo sirio".

La familia Al Asad pertenece a la minoría alauí, una secta del chiísmo, mientras que la mayoría del país forma parte de la comunidad suní, aunque Siria es desde hace siglos un crisol de religiones y etnias, donde también viven cristianos, kurdos o drusos.

Mientras los países occidentales reclaman de forma abierta la renuncia de Al Asad y la apertura de una transición (con medidas como sanciones económicas), los aliados del régimen como Rusia o China han bloqueado cada iniciativa presentada en el Consejo de Seguridad de condena a Siria.

Ante ese statu quoy la escalada de la violencia, la ONU y la Liga Árabe decidieron mandar al exsecretario general de Naciones Unidas Kofi Annan como enviado especial a Siria. La mayor preocupación es ahora mismo evitar que el conflicto derive en una guerra civil abierta, algo que el número dos del ELS, el coronel Malek Kurdi, cree que solo se podrá impedir con "una intervención militar internacional". Por el momento, los países occidentales se han mostrado remisos a intervenir con sus ejércitos en Siria por las posibles repercusiones de una acción militar.

Pese a que una nueva Constitución -que entre otras cosas acabó con el monopolio del partido Al Baaz- entró en vigor el 27 de febrero y que se han anunciado elecciones legislativas para el próximo 7 de mayo, las protestas continúan pidiendo la caída de un régimen que cada día actúa con más brutalidad contra los civiles.