La DGT está implementando nuevas señales de tráfico, lo que todavía genera cierta confusión entre muchos conductores respecto a su uso, interpretación y las posibles sanciones asociadas.

Una de las más recientes es la que advierte de la obligación de mantener una distancia de seguridad de setenta metros, supervisada mediante radar.

Sobre esta novedad, el asesor fiscal José Ramón López ha publicado un vídeo para explicar esta nueva señal al detalle. La señal, que podrá verse en tramos de autopista y autovía, informa de la presencia de un radar que controla la separación mínima entre vehículos. Así, además de estar atentos a la conducción, los conductores deben calcular constantemente la distancia con el coche que circula delante.

Al ser un anuncio muy reciente de la DGT, el asesor pide calma y asegura que cuando haya más información sobre estos radares lo explicará en un nuevo post.

Responsabilidad en la carretera

Conducir no es solo una acción mecánica que nos permite desplazarnos de un lugar a otro; es una gran responsabilidad que implica velar por nuestra seguridad y la de los demás.

Cada año, miles de accidentes de tráfico se producen debido a imprudencias, distracciones o incumplimiento de las normas viales. Por ello, la conducción responsable y el respeto a las señales de tráfico son pilares fundamentales para garantizar una movilidad segura y eficiente.

Las señales de tráfico no están puestas al azar. Su función es regular la circulación, advertir de posibles peligros y proporcionar información que ayuda al conductor a tomar decisiones correctas en cada momento.

Ignorarlas no solo incrementa el riesgo de sufrir un accidente, sino que también puede derivar en sanciones económicas y pérdida de puntos en el carné de conducir. Más allá de las multas, lo realmente importante es que el incumplimiento de una señal puede costar vidas.

Carretera en una imagen de archivo Borja Guerrero

Actitud preventiva

La conducción responsable va más allá de seguir indicaciones; implica mantener una actitud preventiva, respetar los límites de velocidad, no conducir bajo los efectos del alcohol o las drogas, y prestar atención plena a la carretera.

Un conductor consciente entiende que cada maniobra tiene consecuencias y que su comportamiento influye directamente en la seguridad de peatones, ciclistas y otros vehículos.

Además, respetar las normas fomenta la convivencia en la vía pública. Una sociedad que conduce de manera responsable logra reducir la siniestralidad, evita atascos innecesarios y contribuye a un tráfico más fluido. En definitiva, conducir no es un derecho, sino una responsabilidad compartida que requiere compromiso, civismo y respeto.