Están de moda los motores pequeños y potentes: ¿son fiables?
Muchas marcas están apostando por reducir el tamaño y la cilindrada de los propulsores sin sacrificar potencia
El planeta está pidiendo a gritos una tregua y parte de culpa del cambio climático la tienen las emisiones contaminantes de los vehículos. Las normativas de muchos países se están poniendo las pilas y han implementado o tienen previsto hacerlo medidas para intentar reducir esas emisiones. Y eso provoca que los fabricantes tengan que introducir cambios en sus coches para que sean más verdes.
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Uno de esos cambios ha sido el impulso del downsizing: una reducción en el tamaño, en el peso y en la cilindrada de los motores que consigue ese objetivo, el de contaminar menos, pero sin que eso suponga un sacrificio en términos de potencia. Es más, es habitual que incluso ofrezca más caballos mientras logra otros hitos: disminuir el consumo de combustible y mejorar la eficiencia.
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De este modo se consigue, por ejemplo, que un motor 1.4 rinda mejor, con más potencia y menor consumo, que uno 1.6 de una generación anterior. Es una tecnología que se aplica tanto a motores gasolina como diésel y que cada vez se incorpora más a los sistemas híbridos.
Turbocompresor, inyección directa y material ligero
¿Cómo se consigue que reduciendo el tamaño y la cilindrada del motor (incluso con sólo tres cilindros) se mantenga o se mejore la potencia? Con la aplicación al mismo tiempo de tecnologías que contrarresten lo perdido.
La primera es la incorporación de turbocompresores, que compensan esa reducción de cilindrada aportando un extra de potencia cuando hace falta y sin que suponga un incremento de consumo. A ello se suma la inyección directa, que posibilita una combustión más eficiente, lo que permite maximizar el carburante y contaminar menos. Y por último, el uso de materiales más ligeros, como el aluminio y el magnesio, que rebajan el peso total y por tanto es necesario menos esfuerzo para mover el coche.
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Todo ello se nota a la hora de conducir, porque gracias a su mayor empuje desde muy bajas revoluciones se es posible utilizar marchas largas sin tener que revolucionar el motor. Y a esas ventajas se suma también un mejor aprovechamiento del vano motor y costes de fabricación más bajos.
También tiene inconvenientes
El downsizing, que se considera un paso intermedio entre los vehículos de combustión y los más sostenibles, pero no una solución definitiva, tiene también sus detractores, porque no todo es perfecto en ellos.
Su mayor complejidad mecánica, debido a la incorporación de turboalimentadores o de inyección directa, puede aumentar los costes de mantenimiento y reparación. Además, la alta presión y temperatura generadas durante el proceso incrementan el estrés sobre los componentes del motor, lo que puede llevar a un desgaste prematuro y a la necesidad de un mantenimiento más frecuente. Eso sí, la sobrealimentación está más que probada y hoy en día no debería ser una causa de falta de fiabilidad.
Por otro lado, si bien es cierto que en teoría consumen menos, si se utiliza el turbo con frecuencia para mantener la potencia puede ocurrir justo lo contrario: que aumente el consumo de combustible. Además, una exigencia prolongada puede llevar a un rendimiento inconsistente, y hay usuarios que aseguran que se produce una sensación de vibración en trayectos largos por autopistas o al transportar cargas pesadas.
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La última de sus desventajas es que los motores downsizedpueden generar mayores niveles de óxidos de nitrógeno (NOx), perjudiciales para el medio ambiente y la salud humana, debido a las altas temperaturas de combustión, lo que puede requerir sistemas adicionales de tratamiento de gases de escape.
Medio siglo de historia
El downsizingno es una moda que ha surgido ahora, sino que ha tenido su pujanza a lo largo del último medio siglo. En los años 70 la crisis del petróleo llevó a los fabricantes a trabajar en fórmulas para que los motores consumieran menos combustible. Y desde los 90, cuando comenzaron a impulsarse las normas anticontaminantes, también se optó por reducir el tamaño de los motores. Pero es ahora cuando han alcanzado mejores prestaciones al combinar su uso con otras tecnologías que suplen esa pérdida de tamaño o de cilindrada.