El coleccionismo en Estados Unidos afronta una grave amenaza que afecta al mercado de los coches en miniatura. Imagine que va al supermercado, mira en la estantería cuáles hay y llega un punto en el que los mejores coches, los que a usted le faltan y necesita, nunca encuentra. Se pregunta cuál será la razón y deduce que puede haber una. El mercado de los coches Hot Wheels, que fabrica Mattel, está cambiando. Algunos opinan que se está pervirtiendo, porque hay quien compra coches a mansalva (sobre todo, los de la etiqueta premium) y después los revenden a precios desorbitados. Así, cuando usted va a comprar uno de ellos al supermercado, la estantería está vacía. En las webs de reventa tienen el coche que necesita para completar la colección. Incluso, cuentan, cabe la opción de compincharse con el empleado del supermercado: la información sigue siendo poder y saber cuándo llega una partida de Hot Wheels es capital. Lo que era una afición sencilla y para toda la familia, termina resultando imposible de terminar salvo comprar las cajas de 72 coches que el fabricante saca cada equis tiempo a un mercado cuyo espíritu los especuladores han pervertido. El fin ya no es completar una colección, sino hacer negocio con los coches en miniatura. Si a usted este comportamiento del mercado le suena a lo que ocurre con la vivienda de su ciudad, quizá sea una simple coincidencia.
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