Luis Montoro, catedrático de Seguridad Vial de la Universidad de Valencia, un centro que siempre se ha destacado por los informes que elabora sobre tráfico, asegura que cada año mueren 1.000 personas en el Estado por accidentes provocados por el alcohol. Y estima también que en todo el mundo han fallecido 20 millones de personas en los últimos 100 años por este mismo motivo. La estadística resulta escalofriante. La propia universidad presentó ayer un informe en el que confirma con evidencias científicas que es necesario reducir aún más la tasa del alcohol permitida al volante. La DGT se inclina por aplicar una tasa de 0,1% de alcohol, una de las más restrictivas de Europa, a la par de las que rigen en países como Noruega y Suecia, los que mejores datos tienen de siniestralidad vial en el mundo. A menor tasa de alcohol, menos accidentes, viene a decir la DGT, que asegura que el endurecimiento de las sanciones no tiene el impacto que cabría esperar entre los conductores más desaprensivos, los del “tú tranquilo, que yo controlo”. Si se echa la mirada atrás, no obstante, también en esta materia ha habido avances. No tenemos más que retrotraernos a nuestros tiempos jóvenes para recordar cómo entonces no nos importaba como ahora lo de tomar alcohol si nos vamos a poner al volante.