Pues sí, Javier Tebas, la mayoría de los barones de la Federación Española de Fútbol (RFEF), es decir los presidentes de las territoriales, gran parte también de los clubes y hasta los árbitros se salieron con la suya y Rafael Louzán, inhabilitado para el ejercicio de cargo público tras ser condenado por prevaricación (está citado en los juzgados el próximo mes de febrero), fue elegido el lunes presidente del organismo que debe regir el fútbol estatal. Lo hará de momento hasta febrero, que es cuando el Tribunal Supremo decidirá si admite su recurso tras ser condenado por conceder una subvención de 86.311 euros para realizar unas obras de mejora del campo de fútbol de Moraña que ya estaban, en gran medida, ejecutadas cuando presidía la Diputación de Pontevedra. El hasta ahora mandamás de la Federación Gallega, además, ganó por goleada (recibió 90 votos por los 43 de su rival, Salvador Gomar, presidente de la Valenciana) y será, por lo tanto, el líder de la RFEF en la organización del Mundial 2030, entre otros cometidos. Ahí es nada. De manera que la incertidumbre seguirá planeando en una institución de la que depende el futuro del fútbol. Ya lo decía Manu Díaz, presidente de la Guipuzcoana, sobre el sistema de elección, “el proceso electoral en las elecciones a la RFEF es medieval y absolutamente dirigible”.