Hoy es el día elegido para reflexionar antes de volver al colegio electoral a depositar el voto en unas elecciones en las que, vista la audiencia del debate de TVE de la otra noche, la gente está a otras cosas. El debate-bate (a ver si me pilla usted el homenaje) fue superado por Telecinco, Antena 3, la Forta, Cuatro y casi, casi por La Sexta. Y eso sumando las audiencias de los dos canales que lo emitían: La 1 y el 24 Horas. De no ser así, la cosa hubiera sido más catastrófica. Dicen los que entienden de audiencias que hubo bastante gente que se asomó a ver qué contaban y muchísima más la que salió huyendo casi al instante como atestigua que la audiencia media fuera de 735.000 personas pese a tener 4,2 millones de espectadores únicos. Dicen también los que saben que el perfil del espectador que se quedó a verlo corresponde al de un hombre mayor de 64 años. O quizás se quedara dormido, que es como se ven los westerns y los documentales. La sensación que deja la campaña es que a muchos políticos les da igual Europa y cómo nos afecte (es decir, le damos igual nosotros), no tienen propuestas y todo lo consideran un plebiscito de Moncloa para ver si deben continuar Sánchez y señora. Juegan al quítate tú pa’ ponerme yo y les da igual si el voto para que pierda la silla se va a Sevilla, Catalunya o Bruselas. Buscan el hartazgo, la desidia, que la gente se quede en casa... pero la democracia se ejerce votando.