La publicidad es el mejor sociómetro/barómetro para saber en qué situación económica está cada cual. Un banco acaba de lanzar una campaña en la que regala 400 euros por cobrar allí la nómina. Como en los viejos tiempos, cuando daban microondas, vajillas y alguna otra chuchería, pero con dinero contante y sonante. La letra pequeña aclara qué es lo que el eslogan gigante espera de su cliente: que ingrese una nómina o pensión de, al menos, 2.500 euros netos mensuales para conseguir 400 euros brutos, que se quedarán en 324 netos y también que los pluriempleados no pueden sumar varias nóminas para alcanzar la cifra. Cabe recordar que el salario medio en el Estado (ámbito geográfico al que se dirige la campaña) está en poco más de 2.100 euros brutos y la pensión media no alcanza los 1.193 euros. Para saber ya si cada cual es público objetivo del anuncio, toca mirar la nómina y hacer cuentas de lo cerca o lejos que está de lo que el banco entiende por un salario mínimo como para promocionar su regalo en letras gigantes: 2.500 euros mensuales netos. Es cierto que el banco abre una pedrea para los que ingresen un salario inferior, aunque rebaja el premio a los 243 euros netos (los mismos dígitos en distinto orden para que parezca que no hay tanta diferencia), aunque para ellos no hay letras gigantes ni eslóganes bonitos. Son los que no llegan al salario mínimo de la campaña en letras gigantes de un banco; son a los que antes se les llamaba...