Pues el calor amenazó, aumentó la venta de ventiladores y de botellas de agua, consiguió que (por fin) pudiera ponerme el vestido de tirantes... Infraestructura dispuesta. Persianas bajadas, que el sol pega fuerte a la mañana; consejos diversos a los miembros más espabilados de la familia (léase los jóvenes que todo los saben) y pa fuera, pa la calle. Total, que un chasco. Aquí en la costa, a la hora que servidora escribe estas líneas de gran calado y sesuda reflexión, pues como que no, que calorón, calorón, no ha habido. Es verdad que a estas alturas del año, poderles contar a ustedes contenidos de interés es más que complicado, a no ser que se den desgracias que nadie quiere. Pues nada, que todas hemos asomado la cabeza esta mañana pensando que nos daría en la cara un azote de calor del Sáhara y no. No me digan que como ola de calor, la nuestra, esta propia, no ha sido una birria. Donde digo esto digo lo contrario, ya que hay zonas de este planeta que compartimos y maltratamos que se mueren de sed y se asan, casi de forma literal. Vamos, que yo también tengo lo mío, y vuelvo con los ex de Espinosa de los Monteros, para los que no existe nada más que la España grande y libre. El cambio climático, una tontería; y quien no se lo crea, que lo demuestre. Así nos va.