Se ha cumplido un año desde que entrevisté a varias mujeres para hablar sobre sus experiencias relacionadas con la maternidad –lo que apuntaba a reportaje se convirtió en un documento de más de 100 páginas que no para de crecer–, y en las que pretendía dar luz a los temas más estigmatizados. Poco a poco se va hablando de todos esos tabúes relacionados con las vivencias de las mujeres que intentan tener hijos, las que no lo consiguen e incluso con las que nunca lo han querido. El aborto, la violencia obstétrica, la depresión posparto, la infertilidad... Pero empecé por el que me ha resultado más difícil y, creo, es el más desconocido: el duelo perinatal. Resulta que uno de cada cuatro embarazos acaba en aborto prematuro. ¿Cuántos de esos casos conocemos a nuestro alrededor? ¿Los tratamos adecuadamente? Como sociedad, y como individuos, nos cuesta acercarnos al dolor. El dolor y el sufrimiento nos incomoda y nos aleja. Pero estas mujeres merecen su espacio, ser escuchadas y comprendidas. A Edurne, que se abrió en canal por primera vez con tanta crudeza y a Nerea, que lo hizo por enésima vez a pesar de lo que le escuece cada vez que lo hace. Y a todas las demás, por supuesto. Gracias por contar vuestras historias. Espero poder tratarlas como merecen y que, como lectores y sociedad, sepamos estar a la altura.