Todo, absolutamente todo, no puede estar previsto en las leyes a pesar de los miles de artículos que contienen. Por ello, imagino que será legal que una persona condenada por ser uno de los asesinos de los cinco abogados de Atocha en 1977 pueda presentarse en 2023 como candidato a alcalde de Bilbao por la Falange. Lo triste no es que una persona con semejante currículo pueda estar en la vida pública como representante de sus conciudadanos sino que sus correligionarios le consideren moralmente apto para ocupar ese primer puesto de su lista. Aunque sea de la Falange. El personaje, tras pasar 14 años en la cárcel, se fugó durante casi 30 años y al retornar extraditado disfrutó pronto de la libertad. Será legal pero igualmente vomitivo. También resulta más que chusco que el bailaor Rafael Amargo, implicado en un par de casos en tráfico de drogas, diga ahora que está opositando para policía municipal. Menuda garantía de funcionario les espera a quienes caigan en sus manos. Sin contar los innumerables representantes políticos acusados de agredir a sus esposas o quedarse la pasta. Hay muchas personas que se quejan de que cada vez hay más cosas prohibidas pero, la verdad, algunas que deberían estarlo siguen siendo perfectamente aceptadas.