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Mesa de Redacción

Carolina Alonso

A quince minutos

A quince minutosN.G.

El nuevo concepto de la “ciudad de los quince minutos”, en la que todos los servicios necesarios para lo básico de la vida estén a esa distancia a pie, es una propuesta a la que no parece lógico ponerle pegas. Ir al colegio, a la compra, al centro de salud e, incluso, al trabajo, cerca de casa, parece ideal, aunque, hoy por hoy, sea una utopía difícil de cumplir. Coger el coche para sufrir un atasco continuo y tardar una hora en llegar al trabajo, como sucede en muchas urbes, no es agradable, ni sano y es totalmente insostenible. Está claro que habría que dar la vuelta a esas estructuras gigantes y evitar imitarlas si aún no hemos llegado a esos extremos. En las pequeñas ciudades podemos ir andando a los quehaceres diarios o en transporte público y eso es calidad de vida. El urbanista y profesor de la Sorbona Carlos Moreno, divulgador de la “ciudad de los quince minutos”, propone modificar esas grandes ciudades, reduciendo el tamaño de los movimientos necesarios para el día a día. Se ahorra contaminación y tiempo perdido. Pero la idea pone en peligro la libertad de vivir pegado al volante, coger el coche para todo y el buen señor está siendo amenazado de muerte por grupos incalificables, que le acusan de ser un miembro del gobierno mundial en la sombra. Por lo visto, ya no se puede ni filosofar en paz buscando el bien común.