Para los perros, sus patas son indispensables. Además de su obvia utilidad para desplazarse, también les resultan unas herramientas imprescindibles para escarbar, llamar la atención o jugar con sus semejantes.
Su continuo movimiento hace que necesiten protección cuando saltan, corren, también cuando se adentran en terrenos ásperos, duros. Son las almohadillas de las plantas de sus pies las que cumplen con esta función. Son las suelas de unos imaginarios zapatos caninos.
¿Cómo son?
En realidad, los perros, como los gatos, para andar solo se apoyan sobre los dedos, lo que significa que su peso corporal se soporta sobre una superficie muy pequeña, por lo que necesitan algo que amortigüe el contacto y el continuo golpeteo contra el suelo. Las almohadillas son las que se encargan de este trabajo, evitando daños en huesos y articulaciones.
Estos cojines cuentan con una cubierta de piel muy queratinizada que las hace muy duras para soportar el continuo roce contra el suelo. En su interior se encuentran depósitos de grasas muy elásticos que son los encargados de amortiguar los impactos. Sirven también de aislante ante las temperaturas extremas del suelo. Cuentan con una gran cantidad de riego sanguíneo que contrarresta el exceso de frío o de calor del suelo.
También tienen una función extra, eliminar el sudor. Junto con la trufa, las plantas de sus patas son los únicos puntos por los que los perros sudan. Cuando tienen mucho calor es habitual que dejen pequeñas huellas húmedas en las baldosas y suelos de terrazo. Es sudor. Les sirve además como un buen marcador de su territorio al impregnar su olor en la zona.
Igualmente, las almohadillas cuentan con numerosas terminaciones nerviosas, por lo que son muy sensibles a los roces, como si tuvieran cosquillas. Esto hace que también sufran mucho dolor cuando sufren alguna lesión. Este es el motivo por el que debemos estar muy atentos a esta zona de su anatomía y darles tantos cuidados como al resto de su cuerpo.
Seis cuidados básicos
La primera atención básica es revisar las almohadillas después de los paseos. Por un lado se trata de ver que no haya pequeñas heridas causadas por cristales o elementos punzantes, pero también se buscan ramitas, espigas, piedrecillas o tierra que se les hayan podido quedar enganchados para quitarlas y que no causen algún daño.
Las almohadillas no tienen pelo, pero sí las patas y los dedos, por lo que conviene vigilar la zona interdigital para retirarlos y evitar que se hagan nudos o acumulen suciedad y sudor que acaben provocando alguna lesión.
El ejercicio también ayuda a mantener en condiciones la almohadillas. A medida que los perros crecen la piel se endurece y el ejercicio regular por todo tipo de suelos ayuda. Eso sí, el exceso de puede desgastarlas demasiado, mientras que mucho tiempo inactivo hace que se ablanden y debiliten, por lo que pueden dañarse al salir a terrenos ásperos.
Ojo con la humedad y el agua. Si nuestro perro es de los que les gusta el agua, que no esté dentro más de un cuarto de hora para evitar que se ablanden demasiado y se debiliten.
Hay que mantener una buena hidratación con la aplicación de cremas para evitar que se resequen y agrieten. Esto es especialmente importante en los perros de mayor edad. También hay cremas para endurecer la piel de las almohadillas si es necesario.
En verano y en invierno, mucho cuidado con los paseos. Las temperaturas extremas afectan al suelo y pueden quemar las patas de los perros. En verano, evitar las zonas a pleno sol, teniendo en cuenta que hay materiales que absorben y conservan el calor (asfalto, arena de playa, cemento...). En invierno, apartarse de hielo y las zonas umbrías. Con la nieve, ser prudentes y no estar demasiado tiempo.
Cómo curar las heridas y quemaduras leves
Si nuestro perro tiene una herida superficial se puede hacer la cura en casa, pero a la mínima duda, ir al veterinario, quien aplicará el tratamiento adecuado.
- Lo primero, limpiar la herida con agua tibia o fría para ver el tamaño y decidir si se va o no al veterinario.
- Desinfectar y limpiar la herida con agua oxigenada y después aplicar algún otro desinfectante como la clorhexidina.
- No conviene tapar la herida con un vendaje, es preferible que cicatrice al aire. Si no puede andar bien, lo mejor es llevarlo en brazos.
- Poner una pomada cicatrizante para acelerar que la herida se cierre.