La efeméride manda. Gran festín al fondo a la derecha para celebrar los cuarenta del día en que el Borbón fugado al Golfo salvó la democracia española. Sí, la salvó. Y punto pelota. No esperen otra versión diferente a la del héroe campechano al que ahora se ofende dejándolo a 7.000 kilómetros del jolgorio. Vamos con los lamentos. El primero, a cargo del exministro de la triste figura, Jorge Fernández Díaz, en La Razón: "El Congreso recordará el evento, y su gran protagonista, Don Juan Carlos no podrá asistir. España es madrastra para no pocos de sus mejores hijos. Sic transit gloria mundi".

Desde ABC, Luis Ventoso ve la apuesta y trata de subirla: "Como español -y espero no ser el único-, me duele ver al héroe de aquel día desterrado de facto en Abu Dabi y acogido a la caridad árabe mientras el Gobierno toma la parte por el todo y anula el recuerdo de su crucial contribución al bienestar de España. Iglesias, enemigo declarado de nuestra democracia, estará hoy en el Congreso en el acto que recuerda el triunfo de la libertad en el 23-F. Pero el héroe de aquella noche ha sido forzado a vivirlo lejos y sin reconocimiento". Qué pena, dan ganas de sacar el pañuelo.

En el mismo medio, el más monárquico del kiosco, Ignacio Camacho interpreta su variación sobre el mismo tema: "Es difícil de explicar, fuera del sectarismo impenitente de la extrema izquierda, la clamorosa ausencia del Emérito en esta conmemoración de la intentona de Tejero. La memoria de su decisivo papel, que no hay modo de eludir, contrasta de forma flagrante con el hecho de que sin estar imputado, ni investigado siquiera, permanezca en el extranjero porque el Gobierno insistió en que se quitase de en medio".

Por ahí va, faltaría más, el editorial de El Mundo: "La responsabilidad principal en la derrota del golpe correspondió al mismo que había puesto en marcha la Transición: Juan Carlos I. Que la conmemoración de los 40 años del 23-F se produzca con Don Juan Carlos en Emiratos Árabes -debido a sus propios y reprobables errores- no debe empañar el brillante protagonismo que le corresponde en el día en que se recuerda su llamamiento televisivo a mantener el orden constitucional dentro de la legalidad vigente". Démonos con un canto en los dientes. Por lo menos, desliza lo de los "reprobables errores".

Antes de que se aburran con tanto canto de gesta al que sucedió a Franco "a título de rey", les copio y pego la oda definitiva, firmada, ahí es nada, por Juan Carlos Rodríguez Ibarra, que pasó la noche de autos en el Congreso. Así remata su batallita en Vozpópuli: "Me quedé sin tabaco, sin cena y sin desayuno, pero sigo vivo gracias al Rey. Nací en una dictadura y moriré en una democracia. Esa será la herencia que dejemos la generación que hicimos la Transición". Y olé.

Como quizá puedan imaginar, el otro gran tirabuzón argumental consiste en unir el aniversario del Tejerazo con las algaradas callejeras de estos días. Les va el primer ejemplo, en la pluma de Juan Pablo Colmenarejo, en ABC: "Les une su afán por el desprestigio de los símbolos de nuestra democracia liberal, especialmente el papel de la Corona en aquellas horas. Los antisistema se tocan". ¿Lo prefieren con un poco de pompa y circunstancia? Aquí tienen el editorial de La Razón: "Cuatro décadas después, vuelven a surgir fuerzas antidemocráticas en nuestro país. Políticos y organizaciones que, despreciando, como los golpistas del 23-F, la voluntad mayoritaria de los españoles, rechazan el modelo constitucional y pretenden derribar por la vía de los hechos consumados las instituciones que mejor encarnan, comenzando por la Corona, el régimen de libertades surgido de la Transición".

¿Y Pedro Jota que opina de esto? Me alegra que me hagan esa pregunta pero no he vencido la pereza de entrentarme a su videoblog de 16 minutos en El Español. Bien es verdad que supongo que no dirá mucho más que en el propio editorial de su cortijo digital: "Populismos y nacionalismos siguen empeñados en la destrucción del sistema del 78. Conviene tenerlo en cuenta antes de considerar el 23-F como algo del pasado. Porque habrán cambiado las formas, pero la democracia constitucional continúa amenazada por quienes desean acabar con ella". Mañana más.